7 historias paranormales contadas por personas normales

Octubre y noviembre son meses en los que la atmósfera se llena de misterio y cosas increíbles pueden pasar. Sonidos extraños, sombras que deambulan y sucesos que aparentemente no tienen una explicación lógica se vuelven una constante. Y no sólo hablamos del ‘coco’ y otros miedos de nuestra infancia, nos referimos a los acontecimientos que muchas veces van más allá de lo que conocemos.

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Para entrar en este clima de suspenso y enigmas, les preguntamos a nuestros lectores cuál había sido su experiencia paranormal más aterradora, aquella que los dejó marcados y que nunca olvidarán, no importa qué tan escépticos sean. Te compartimos las mejores.

#1 El hospital del miedo

En el centro de salud de mi servicio social se escuchaba cómo se movía todo en la bodega y como si usaran el aparato con el que se revisa a las mujeres embarazadas. Además, una noche en que estaba de guardia, como a las 3:00 de la mañana me tocaron la pierna para despertarme, ¡pero no había nadie!

Brenda Olvera, 30 años

#2 Entrevistando al fantasma

En una ocasión acudí a realizar una entrevista. Al finalizar y escuchar la grabación me di cuenta de que había quedado registrada la voz de una niña, pero en la habitación sólo estábamos 4 personas y ninguna era menor de edad. Claramente se puede escuchar la voz de una pequeña que dice «gato», es como si hubiera estado junto a la grabadora.

David Sánchez, 29 años

#3 Visita inesperada

En el departamento donde vivía antes, en el piso de arriba se escuchaba como si varias canicas rodaran por el suelo, siempre en la madrugada. Una noche se descompuso mi computadora y subí con mi prima (que vivía en el piso superior) para trabajar en la suya. Justo en la habitación en donde varias veces escuché las canicas, vi la sombra de un niño que corría y después se perdía entre las cortinas. La verdad me dio mucho miedo, cerré la habitación y me fui lo más rápido que pude.

Karina Rojas, 30 años

#4 Vacaciones de terror

Corría el año 2010, fui de excursión con algunos amigos a Real de Catorce. La idea era visitar las minas abandonadas y el pueblo fantasma. No contábamos con que en este lugar los negocios cierran muy temprano, así que la primera noche lo único que conseguimos para cenar fueron quesadillas. Estábamos ocho personas cenando juntos en una habitación, cuando de repente la luz del cuarto se apagó y se encendió en un segundo. En cuanto se prendió vimos como el seguro de la puerta (de esos que son como de gancho) se caía, y la puerta se abrió de golpe. Al día siguiente, otros compañeros nos dijeron que a ellos también les abrieron las puertas del balcón de su cuarto y que se escuchaban pasos en la azotea (donde obvio no había nadie). De esto pueden dar testimonio otras siete personas más que también se asustaron mucho con esta experiencia.

Martín Puga, 25 años

#5 Tareas pendientes

Trabajo en SEMEFO (sí, sí, abro cadáveres y busco de qué murieron), ahí hacemos guardias de 24 horas, razón por la cual dormimos en el lugar. En una ocasión estaba dormida en el área de médicos donde hay dos computadoras y también hay un pequeño ropero en donde cabe un catre (es como dormir en Narnia), de repente escuché que alguien entró y encendió una de las computadoras, escuché los pasos, cómo movieron la silla y se sentaron. Abrí la puerta del ropero y no había nadie, así que supuse que la persona había salido. Le llamé al prosector que nos ayuda con las necropsias y le pregunté si él había encendido la compu, pero me dijo que no. Me encerré de nuevo en el ropero y como a los 10 minutos escuché otra vez cómo encendían las computadora. El prosector también lo escuchó (es inconfundible el ruidito de Windows y el no break) y cuando entró al cuarto y yo salí del ropero ambos sentimos un frío horrible. Resulta que esa noche le hicimos la necropsia a un chico no identificado. Horas después su familia fue a reconocer el cuerpo y al llenar el certificado resulta que estudiaba ingeniería en sistemas.

Mony Navarro, 26 años

#6 ¿Sueño o realidad?

Estaba tranquilamente dormida, acostada de lado hacia la pared. Era de madrugada y desperté de golpe, al abrir los ojos sentí que alguien estaba detrás de mí. Me volteo y veo a un tipo como de dos metros de altura (calculo esa estatura porque yo estaba acostada en la parte superior de una litera), un sombrero negro de ala grande, una gabardina negra, cabello lacio hasta el hombro, ojos amarillos y dientes de pico. Estaba ahí de pie, mirándome y sonriéndome con sus feos dientes. Mi primera impresión fue pensar que estaba soñando, pero inmediatamente recordé que en realidad acababa de despertar y además todo en el cuarto se veía muy real. Me giré de nuevo hacia la pared para no verlo y le pedí como mil veces que se fuera, porque no podría hacerme nada. De pronto ya no sentí su presencia, con mucho miedo me giré y efectivamente ya no estaba. No pude volver a dormirme y estoy 100% segura de que estaba despierta y no lo soñé.

Valeria García, 26 años

#7 ¿Quién está viendo la televisión?

Cuando tenía como 12 años, había dos televisores en la casa: uno en la sala y otro en mi cuarto. Una mañana desperté y escuché que la tv de la sala estaba encendida. Como a los cinco minutos se escuchó que alguien cambiaba de canal, pero muy rápido, como si nada más pasara los canales sin ver qué había. Así como cuatro vueltas, hasta que por fin se detuvo en un canal. Pero la cosa no terminó ahí, pues entonces el volumen se subió hasta el máximo y así se quedó. Se escuchaba que era un programa como en otra lengua, no entendía de qué trataba. Pensé que era mi papá el que había hecho, así que le grité que por favor bajara el volumen. Como la TV seguía igual, me dio curiosidad y encendí el televisor de mi cuarto para saber qué carambas estaba viendo. Pasé todos los canales hasta encontrar el programa y resulta que era como un documental en donde aparecía un grupo de gente que llevaba cargando a un niño que al parecer estaba muerto, con cantos y todo en otra lengua. De nuevo le grité a mi papá para que bajara el volumen, pero no lo hizo. Bajé para averiguar qué ocurría y resulta que no había nadie en casa, revisé todas las habitaciones y mi papá no estaba. ¡Salí corriendo de ahí!

Nuria Martínez, 25 años

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