5 datos sobre la realeza que te harán pensar que vivimos en la Edad Media

Se ven, lucen y actúan como seres muy diferentes al resto de las personas; despiertan admiración y son tratados como figuras magnánimas dignas de ser seguidas. ¿La razón? Su estirpe, su herencia, su sangre... Es que la realeza, y todo lo que representa, sigue vigente en nuestros días; diluida y enmascarada entre tanta fama mediática. 

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Ahora bien, todo este criticismo nace en función de que jamás podré vivir en un palacio de 750 habitaciones, ni tener 400 empleados o recibir miles de regalos todos los años; seguramente si yo fuera rey no me quejaría de nada de lo que mencionaré a continuación. 

Derechos hereditarios

Siguiendo la anticuada tradición del derecho divino, las oportunidades y relevancia que estas personas adquieren por su sola ascendencia afectan el derecho por mérito de cualquier individuo. Los niños de la familia real nacen con un título nobiliario determinado y al casarse obtienen otro —no se tienen en cuenta los apellidos originales—, por ejemplo, y por supuesto acceden a la mejor educación posible, siendo asistidos por los centenares de empleados a su disposición. 

No obstante, existieron casos como el de la princesa Diana, quien supo amoldarse a muchas de las tradiciones reales, pero nunca cambió su postura acerca de la educación pública.

Relación Estado-Iglesia

Tomando el caso de la Corona británica, la reina es líder de la religión anglicana, lo que determina que jamás podrá convertirse a otra religión y mucho menos ser atea. Años de revolución y pensamiento en búsqueda de separar gobierno y religión permanecen sin validez en lo figurativo, ya que la máxima figura de gobierno permanece ligada a lo religioso; sin embargo, en lo que a toma de decisiones de estado se refiere, no convergen. 

No olvidemos que la Reforma anglicana que culminó con la separación de la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia católica, fue fruto de el deseo del rey Enrique VIII de obtener la anulación de su matrimonio. 

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Prerrogativa real

La Corona tiene la autoridad para disolver al Parlamento, crear nuevos Poderes, regular el servicio civil —incluso en otras regiones, como sucede con Australia— y declarar la guerra. Su máximo representante jamás podría ser arrestado, entre otras cosas. Yo lo utilizaría para entrar en un supermercado y llevarme todos los waffles con impunidad.

Privilegios sobrehumanos

Tal y como explicamos en nuestro maravilloso artículo sobre  «poderes» de la reina Isabel que nos encantaría tenerlos monarcas pueden realizar actividades que nosotros no podríamos hacer jamás bajo las mismas condiciones:

  • Conducir sin licencia
  • Viajar sin pasaporte
  • No pagar impuestos... obviamente.

La monarquía en sí misma

La obsolescencia de este sistema de gobierno es cuestionada por muchos. Por ejemplo, la monarquía británica ha costado un promedio de 35.7 millones de libras (44.5 millones de euros) anuales, suma que no justifica su presencia ni importancia en la toma de decisiones políticas. Si bien, actualmente, la mayoría de los reyes y reinas no usan sus poderes, tratando de ocupar el lugar que les corresponde en las «monarquías democráticas», sería bueno cuestionarnos si la «figura real» es relevante y funcional, o solamente es parte de una farándula sofisticada y absurda que forma parte de la fantasía del humano en relación con «seres superiores»

De todas formas, ¿a que no te parece simpática la reina cuando saluda?

Esperamos tus comentarios.