¿Qué puede salir mal en un viaje con amigos?, según de The Texas Chainsaw Massacre, pues, mucho.
The Texas Chainsaw Massacre: Un clásico del cine de terror que trasciende en el tiempo
Este clásico de 1974, también ha inspirado a una serie de films y remakes que tratan de explicar orígenes e incluir nuevas tramas sobre uno de los personajes más íconicos que existen: Leatherface.
Entonces, tomemos este film y comparémoslo con la versión moderna de 2003. ¿Lograron el mismo objetivo?
Sucesos extraños
Mientras cinco chicos disfrutan el paisaje de una Texas árida en plena década de los 70, poco a poco van manifestándose una serie de hechos extraños.
En el film de 1974, el propósito del viaje está motivado por un par de hermanos que desean visitar una tumba familiar. Mientras hablan, en la radio, informan que dichas tumbas han sido profanadas. En el remake, el objetivo es menos sombrío, los chicos sólo quieren divertirse e ir a un concierto de rock.
Todo comienza cuando deciden darle el aventón a alguien en la vía. En la de 1974, se trata de un hombre extraño que finalmente es expulsado, no sin antes dejarles una marca de su propia sangre en la van. Una clara señal de que será el principio del fin.
Lo mismo sucede en el film más reciente pero la variante es una chica vagando por el camino y visiblemente perturbada. Su desesperación por no regresar al pueblo es tal, que decide sacar un revólver de sus partes y suicidarse. Sin duda, un punto a favor para los amantes de la sangre.
En este punto, es válido decir que el ritmo de la trama también es distinto. En una, están jugando con el suspeno (hasta cierto punto), y en la otra los plot twits ofrecen nuevos argumentos y claro, más sangre.
Todo es la familia
Mientras los pocos sobrevivientes tratan de descifrar lo que sucede, están en la búsqueda de ayuda. Cualquiera es buena, ¿no?
En ambos films, aunque los planteamientos difieren en algunos aspectos, existe este denominador común: Todo forma parte de una conspiración familiar y que gracias a ello, encubren la brutalidad del asesino que asecha al pueblo.
La producción de 1974 revela algo aterrador: las víctimas de Leatherface se usan para venderlas como embutidos. El remake, por otro lado, parece que es por pura diversión familiar.
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Duelo de heroínas
Sally ( Marilyn Burns) sólo quería divertirse con su novio y pasar el rato con sus amigos. Y de repente corre por su vida y, a pesar de estar cautiva en esa casa, hogar de una familia psicópata, sus ganas de vivir fueron más fuertes y logra escapar.
Esa última escena en la que sale a la calle, gritando por ayuda y con Leatherface en los talones, es casi un final de impacto.
Por otro lado, Erin ( Jessica Biel), demuestra una actitud hasta de enfrentamiento contra la disfuncionalidad de que es víctima. Pasa de la desesperación hasta la determinación de ayudar a salvar a otros (y a sí misma).
Una muestra de la evolución de su personaje sucede al estar escondida y darle un término a este asesino imparable. Logra herirlo, huye y, al escapar, lleva consigo a un niño que había sido secuestrado.
¿Acaso no sentimos un poco de victoria personal cuando atropelló (y dos veces) al sheriff psicópata?
Sin dudas, casi súper heroínas del terror.
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Unos toques especiales
La versión clásica es contundente, va al grano y evita ahondarse en mayores explicaciones. El terror es concreto, está ahí y viene por ti. Inclusive el final te deja en parte sorprendido y en otra queriendo más.
Sucede lo contrario con el film de 2003. Hay un final abierto pero al menos no para la única sobreviviente de la masacre.
Aparte del planteamiento, el remake rescata algunos elementos de la original como el tema de los mataderos de reses y un cameo del modelo de van que usaron el grupo original para su viaje. Un guiño para los fanáticos de estas películas.
Además, está la participación de R. Lee Ermey como el sheriff del lugar. Si nos gustó en Full Metal Jacket, en esta es imposible no emocionarse al verlo.
The Texas Chainsaw Massacre es una gran película para disfrutar el remake puede dejarnos un buen sabor de boca.