The Strain: The Box [Reseña]

Al igual que en el piloto, en este segundo episodio de The Strain, titulado The Box en honor a la misteriosa caja que funciona como fuente de vida para los vampiros, el gran suspenso y el sentimiento latente de una amenaza mortal provienen del hecho de que todavía nadie ha identificado el verdadero motivo detrás de la (aparente) muerte de todos los pasajeros del avión, de la sorprendente presencia de sólo 4 sobrevivientes y de la desaparición de los cuerpos de la morgue.

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La amenaza se ve magnificada por la diferencia que se observa entre los dos bandos que eventualmente librarán una batalla en torno al destino de la humanidad.

Mientras el Dr. Goodweather y su equipo del CDC tienen apenas algunas sospechas que dejan todo el asunto en el terreno de lo inexplicable, los vampiros, con su misión asesina y conquistadora ya bien definida, avanzan a un ritmo inquietante y siguen sumando adeptos.

Un obstáculo adicional para el Dr. Goodweather se suma en este episodio y es uno que no se relaciona con los vampiros y sus aliados.

Son aquellos humanos para los que el dinero es la medida de todas las cosas, y por lo tanto deciden hacer oídos sordos a las advertencias del CDC, para evitar la pérdida de dinero y la molestia de gente adinerada y poderosa, en lo que se podría ver tal vez como una posición de la serie respecto de este tipo de personas, en un sentido metafórico: son vampiros o, al menos, contribuyen a su causa.

Del lado de nuestros eventuales héroes –lo serán una vez que identifiquen la verdadera amenaza, algo en lo que el Profesor Setrakian jugará un papel fundamental– seguimos indagando un poco más en la vida personal de Eph Goodweather, en la relación con su hijo, con su ex esposa y con su novio, y en su pasado como alcohólico.

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Todos estos detalles personales de Goodweather lo dejan como un hombre que, tras algunas malas decisiones, tras su condición de workaholic (y de “alcoholic” a secas) ha perdido casi todo, pero también dejan abierta la posibilidad de su redención, una vez que la humanidad esté en peligro. 

El profesor Setrakian mientras tanto sigue en la cárcel, pero recibió la visita de su viejo enemigo. Esta escena cargada de tensión y de odio dejó en evidencia que, a pesar de que Setrakian es ya un anciano, el hombre sabe lo que hace y posee además el coraje y el conocimiento necesario para enfrentar esta amenaza.

Además, tuvimos la introducción de un nuevo personaje: Vasily Fet, un hombre que posee una especie de obsesión por la exterminación de plagas, algo que sin dudas resultará muy útil en un eventual escenario apocalíptico. 

Mientras tanto, el gran Maestro de los vampiros se nos revela un poco más, aún sin mostrarse del todo, y sigue igual de aterrador. No sólo escuchamos su voz, vemos parte de su cabeza cuando se quita la capucha y sus manos con garras, sino que vemos, sobre todo, la expresión de Palmer, que nos da un claro indicio de cómo debe lucir. 

La adorable Emma, la pequeña que habla en francés y que volvió a casa para encontrar a su papá, cierra el episodio demostrando que, por mucho que uno se alegre de ver a su hija resucitada de entre los muertos volver y pedir un abrazo, no es la mejor idea dejarla entrar y actuar como si nada hubiera pasado. 

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