The Blacklist: segundas partes nunca fueron buenas [Crítica 1x10]

Luego del mejor episodio de la temporada, era muy difícil que The Blacklist pudiera alcanzar nuevamente el nivel que tuvo la primera parte de Anslo Garrick, el peligroso criminal que aparece para saldar algunas cuentas pendientes con Reddington ( James Spader).

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El episodio anterior tuvo una gran virtud y esa fue la simpleza: no se desvió por caminos inconducentes, concentró toda la acción en una sola locación, el villano tuvo claras y simples intenciones (simples de comprender, no de ejecutar) y la amenaza sobre nuestros protagonistas fue concreta y evidente.

Todo eso no sólo se pierde en esta segunda parte, sino que además se lleva a extremos opuestos: todo es excesivo.

Sin código

Comienzan a aparecer personajes de todo tipo, personajes que nunca antes vimos (o que tuvieron una breve aparición) y todos ellos jugando roles muy importantes; la trama comienza a ramificarse y llenarse de enigmas, misterios, vueltas de tuerca y revelaciones que intentan ser sorprendentes; se incluyen secuencias de acción cargadas con todo lo que uno pueda pedir (persecuciones, alta velocidad, motocicletas, comandos de mercenarios armados, tiroteos en depósitos abandonados, etc) pero desprovistas de toda emoción o tensión real.

Era evidente que la caja en la que estaban encerrados Red y Ressler ( Diego Klattenhoff) debía abrirse para darle otra dinámica a la segunda parte de la historia, pero una vez que se abrió todo comenzó a ir mal.

Imagen NBC Universal

Antes de eso, el Director Cooper ( Harry Lennix) no sólo se niega a dar el código para abrir la caja, sino que ordena a Ressler que tampoco se la dé a Red, cuando éste le está apuntando con un arma en la cabeza y, a su vez, Garrick le apunta a Liz ( Megan Boone). No parece muy sensato que Cooper permita la muerte de sus dos agentes con tal de salvar la vida al peligroso criminal que ocasionalmente les brinda información.

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Por otra parte, Garrick inmediatamente se da cuenta de que Liz es muy importante para Red, seguramente porque había visto episodios anteriores de The Blacklist, así que se la lleva con él.

FBI al rescate

Con Red atrapado por Garrick y Liz logrando escapar, es evidente que el FBI podía desentenderse de toda la situación y dejar a Red a su suerte, pero Liz, por su cuenta, intenta averiguar el paradero de Red y tratar de salvarlo, a espaldas del FBI.

Imagen NBC Universal

Una agente del FBI no sólo se involucra en una operación para rescatar a un criminal internacional, sino que además cuenta para ello con la ayuda de toda la red de ayudantes y mercenarios que trabajan para él. Por si esto no fuera lo suficientemente inverosímil, el FBI finalmente se suma a la operación ya que descubren que ellos también han sido vigilados por el captor de Reddington, una misteriosa organización más poderosa que el propio FBI.

Finalmente, Red se las arregla por su cuenta y termina escapando, pero antes nos enteramos que Garrick es simplemente un peón en un juego criminal mucho mayor, contratado por la poderosa organización que vigila al FBI, que tiene vaya a saber qué trato con Red y que en vez de atraparlo en cualquier momento planeó toda la irrupción a la instalación secreta del FBI para probar un punto.

Ahora, el principal objetivo del FBI será Red pero no sólo porque siempre ha sido uno de los criminales más buscados, sino porque necesitan nuevamente su ayuda para saber quiénes son los que los están vigilando. Sólamente en el universo de The Blacklist es posible que el FBI necesite la ayuda de un criminal para saber quiénes son los que los están vigilando.

Imagen NBC Universal

De cara a los próximos episodios se dejaron naturalmente algunos cabos sueltos, como el misterio en torno a Tom ( Ryan Eggold), sobre el que Red lanza una advertencia final a Liz, tal vez para que no nos olvidemos que su verdadero papel sigue siendo un enigma, por si no se hubiera hecho demasiado énfasis en ello.

Puntaje: 5/10. Se podía suponer que la resolución del episodio mejor logrado de The Blacklist iba a resultar decepcionante, pero lo inverosímil de este capítulo y lo absurdo de la trama superaron las peores expectativas.

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