Argo fue la película sensación de 2012. Un impresionante éxito taquillero, aclamada por la crítica y multipremiada, la película terminó por consolidar a Ben Affleck como director y por generar un impacto que se extendió mucho más allá de los ámbitos hollywoodenses.
¿Qué tan verídica es Argo? La CIA tiene algo para decir al respecto

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Pero no todas las reacciones respecto a Argo fueron positivas. A pesar de que fueron mínimas y generalmente quedaron sepultadas bajo la ola de elogios y veneración, la película –basada en una historia real y adaptada de un libro y un artículo periodístico– recibió importantes críticas por su retrato de los hechos, los que, según consideraron estas voces críticas, no fueron narrados de manera completamente verídica.
Versiones de los hechos
Argo se centra en la operación de rescate de seis diplomáticos estadounidenses en Teherán, llevada a cabo por un oficial de la CIA, mediante una fachada que consistía en una falsa producción de una película de ciencia ficción, durante los primeros meses de la que se conoció como la crisis de los rehenes en Irán.
La CIA, a través de su cuenta oficial de Twitter, aprovechó para recordar el 35° aniversario de la crisis de los rehenes de Irán, remarcando en tono jocoso algunas diferencias más bien anecdóticas y banales en cómo se dieron los hechos en la realidad y cómo fueron contados en Argo. Se centra en pequeños detalles sin importancia, de esos que en la película se introdujeron para darle más épica y dramatismo.

La CIA aclara, entre otras cosas, que: en la verdadera operación fueron dos oficiales los que utilizaron todas sus habilidades para rescatar a los diplomáticos, en lugar del solitario Tony Mendez (Ben Affleck) que muestra el film; que la misión no fue cancelada la noche antes del vuelo de los oficiales a Irán, sino que fue aprobada por el presidente Carter antes de que el equipo de la CIA viajara; que el grupo no salió a explorar la ciudad, sino que permaneció escondido durante 79 días; y que no tuvieron ninguna complicación en el aeropuerto antes de escapar, tal como se muestra en el momento de mayor tensión en la película.
Real #Argo: All involved in the operation were innovative, brave, & creative. Thank you @BenAffleck for making a film that reflects this.
— CIA (@CIA) November 7, 2014
Después, la CIA termina por reconocer que la escena en la que el avión traspasa los límites del espacio aéreo iraní y todos celebran con un brindis sí sucedió realmente, y que hubo incluso una ronda de “ Bloody Marys” para celebrar. Por último, aclara: “Todos los involucrados en la operación fueron innovadores, valientes y creativos. Gracias Ben Affleck por hacer una película que refleja esto”.
Dramatización y tergiversación
Evidentemente, la CIA poco interés tiene en cuestionar la verdadera narrativa de Argo, que, en esencia, se trata de destacar lo heroico de estos ciudadanos estadounidenses en una situación compleja y peligrosa. Parte de la gran repercusión y devoción que despertó la película se debe a esto (además de que los aciertos cinematográficos de la película son evidentes, y en el manejo del ritmo y la tensión es una obra maestra).
Algunas de las críticas antes mencionadas, se centran en que la película minimizó el papel que tuvo la embajada canadiense en el rescate; en que muestra erróneamente que los diplomáticos fueron rechazados por las embajadas de Inglaterra y de Nueva Zelanda; y en que exagera el peligro que enfrentó el grupo de ciudadanos estadounidenses en los eventos previos a su escape.

Es evidente que una película de Hollywood basada en hechos reales necesariamente debe tener algunas modificaciones y alteraciones, apuntadas a narrar una historia más atrapante, épica y entretenida, pero la línea que divide la “dramatización de hechos reales”, de la simple mentira histórica es difusa y compleja.
Una exageración del peligro que enfrentan los protagonistas parece razonable en términos de narrativa, pero alterar acontecimientos históricos para exaltar la heroicidad, la cobardía o la vileza de personas e instituciones reales, no tanto. La CIA se preocupó por lo primero. De lo demás, no dijo nada.
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