Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D: el mundo oscuro [Crítica 1x08]

Tratando de hacerse eco de la gran popularidad del universo cinematográfico de Marvel, este episodio titulado The Well (“La Fuente”) se conecta directamente con la película Thor: The Dark World ( Thor: El Mundo Oscuro), que se estrenó mundialmente hace pocos días, y nos muestra a los Agentes de S.H.I.E.L.D lidiando con las consecuencias de los hechos sucedidos durante el film.

A decir verdad, más allá del uso de la mitología interna de la película y de algunos elementos que rodean a este superhéroe en los cómics de Marvel, la alusión parece simplemente como un recurso para atraer espectadores, que puso en marcha la trama del episodio pero que bien podría haber sido sobre cualquier otra cosa y no hubiera sido muy diferente.

Dioses y aliens

Las alusiones a Thor (como Skye diciendo “No me molestaría poner mis manos humanas sobre él”) y los chistes respecto a limpiar el desastre que había dejado fueron momentos divertidos, y una mayor presencia de elementos propios del Universo Marvel era algo que le hacía falta a Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D., pero esto llega tal vez demasiado tarde, cuando el tono de la serie ya se acentuó en otros aspectos y la fórmula que siguen los episodios se ha vuelto evidente.

La fórmula consiste en plantear el conflicto que surge para nuestros agentes, mostrar la compleja operación que se pone en marcha para proteger al mundo de alguna peligrosa amenaza, ver el gran riesgo que atraviesan los agentes, con alguno de ellos probablemente más comprometido que los demás, incluir luego una vuelta de tuerca y, finalmente, la resolución, que deja como resultado un creciente fortalecimiento del vínculo entre los miembros del equipo.

En el medio de todo esto, se revelan algunas tensiones o algunos conflictos personales de los agentes de S.H.I.E.L.D.

Esta fórmula no deja de resultar efectiva en muchos de los episodios y, en éste, lo hace hasta cierto punto. La inclusión de un profesor de historia que resulta ser asgardiano fue más o menos interesante y también lo fue la de ese misterioso elemento alienígena dividido en tres partes, que despertaba los instintos más oscuros de los que lo tocaban (y sus efectos sobre el Agente Ward).

Pero el resultado final deja la sensación de que los hilos con que se teje la trama no sólo son visibles, sino que además terminan ocultando todo lo interesante que podría tener el adentrarnos en el Universo Marvel. De esta manera, los alusiones a Thor, al Asgard, a la mitología nórdica, etcétera, se podría decir que funcionan como remiendos, agregados a último momento por aquí y por allá para justificar el crossover con Thor.

Los villanos aparecen en el episodio como algo completamente vago e impreciso, explicados nada más con un genérico “un grupo de paganos nórdicos”, de los que no llegamos a conocer absolutamente nada y que, además, nunca resultan realmente amenazadores.

Pasados oscuros

Si dejamos de lado el caso de la semana, tenemos las historias personales de los agentes, que en este episodio se trataron algunas y de distinta manera.

Me parece que ya podrían ir abandonando las constantes alusiones a la muerte de Coulson ( Clark Gregg) y su misteriosa resurrección, algo que no pasa un episodio sin mencionar y que parece ser lo único que define a su personaje.

Ahora también podemos ver una alusión a los demonios interiores de Melinda May ( Ming-Na Wen), tal vez el personaje que hasta el momento menos conocemos. Para sorpresa de nadie, nos enteramos que tiene un pasado oscuro -al que se alude enigmáticamente- y eso la ha marcado de por vida.

Por lo menos esto sirve para generar un vínculo con Ward ( Brett Dalton), a quien también lo acosan fantasmas de su pasado, pero a diferencia de ella, él no se anima a enfrentarlos.

Puntaje: 6/10. El episodio funciona por momentos, pero las líneas argumentales y el tono general de la serie distan mucho de lo que uno esperaría a ocho semanas de haber dado comienzo. Ver este episodio no se diferenció casi en nada de ver el segundo de la temporada, lo que es una muy mala señal.