H.P. Lovecraft es un gran referente de la literatura de horror y ciencia ficción, y sus historias resultan aún vigentes. En este caso, no se trata de fantasmas o demonios, el terror proviene de seres cósmicos y desconocidos por el hombre como Cthulhu.
Lovecraft en el cine: Recordamos Necronomicon (1993)

Es uno de los autores más influyentes y sus relatos han inspirado algunas películas que valen la pena volver a ver. Una de ellas es Necronomicon, film de 1993 que desarrolla cuatro historias relacionadas entre sí.
La biblioteca
La película comienza con una historia que abre y también cierra el film.
Protagonizada por Jeffrey Combs, viejo conocido del director, nos presenta a H.P. Lovecraft, quien se acerca a la biblioteca de un antiguo monasterio que guarda ejemplares únicos en el mundo. Es un lugar frecuente para él debido a que es su principal fuente de contenido para sus historias.
El aura del lugar es misterioso y no es para menos, allí está resguardado el Necronomicón, libro de los muertos que, al leerlo, puede causar la muerte y la locura. Lovecraft se hace para obtener el acceso al escrito y comenzar su transcripción.
Este inicio es además la historia principal que unirá a cada uno de las partes de la película. Lo interesante es que cada una está recreada en diferentes épocas demostrando que el Necronomicón es atemporal.
A pesar de la advertencia de uno de los monjes principales, Lovecraft queda inmediatamente raptado por las historias y los seres que están detrás de ellas.
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En el hotel: “The Drowned”
La segunda de las historias nos trae a Bruce Payne en el papel de Edward De La Poer, quien ha heredado un viejo hotel que parece estar cayéndose a pedazos. Allí descubre que su tío sufrió un accidente y había perdido a su familia. Renegando a Dios al quemar una Biblia, un misterioso ser le indica que el Necronomicón está en su poder y con este podrá revivirlos.
Ellos sí regresan a la vida pero transformados. Tienen ojos verdes y tentáculos por lo cual, su tío decide suicidarse gracias a la culpa.
Al enterarse de lo sucedido, Edward busca el libro para traer a la vida de su esposa, Clara, quien murió en un accidente automovilístico. Pero cuando se encuentre con ella, nada será lo mismo.
The Cold
En la tercera parte conocemos la historia de Dale Porkei, un reportero visita una casa de huéspedes debido a que está investigando una serie de muertes y desapariciones en la última década. Es recibido por una mujer que sufre una extraña enfermedad que la hace sensible al calor y al sol, por lo cual vive en un ambiente bastante frío.
El reportero protagonizado por Dennis Christopher no duda en preguntar por el Dr. Madden, uno de los desaparecidos. Así, la historia se cuenta con flashbacks y poco a poco, la mujer expone al periodista la verdadera identidad del científico, un hombre que, gracias al Necronomicón, ha burlado la muerte y se ha mantenido vivo gracias a sus experimentos.
El final del segmento es terrorífico.
Más alucinaciones y paranoia
La última parte nos presenta la historia de de Sarah (Signy Coleman ) y Paul (Obba Babatundé), dos policías que esperan un hijo, persiguen a un sospechoso conocido como “El Carnicero”. Tienen un accidente, y lo que ocurre después con esta pareja de policías es sumamente aterrador.
La película cierra con la historia que tiene a Lovecraft como protagonista, quien ha despertado las fuerzas detrás del Necronomicón.
Cada historia (o alucinación) es más densa y extraña que la anterior, además, es posible apreciar que el film es un gran representante del body horror cuyos ejemplos se encrudecen más y más. ¿Lo mejor? Un final abierto y la duda de cuáles misterios y terrores Lovecraft habrá explorado en las profundidades del Necronomicon.
El film fue estrenado directamente en VHS, y la crítica no fue del todo halagüeña con el el film. Fue dirigido por Brian Yuzna, un hombre afecto a la obra de Lovecraft. Por ejemplo, fue productor de Re-Animator y director de la secuela que se inspira en algunos personajes del escritor.
Solo te resta ver este clásico de culto, que todo fan de Lovecraft debe conocer.









