Las mejores películas de 2018: no hay superhéroes pero sí terror, acción y comedias
Llega diciembre y la lista de «las mejores películas del año» se impone, ese ejercicio de arbitrariedad y subjetividad impune tan inevitable para el cinéfilo como la polémica que le sigue, las acusaciones de imparcialidad, de mal gusto, de absoluta incompetencia, y los pedidos de linchamiento. El sano debate cultural digamos.
Estas que siguen son las 15 mejores películas de 2018 según quien escribe, quien acaba de descubrir que vio más o menos las mismas películas de este año que todo el mundo.
Minding the Gap, de Bing Liu
Un documental que miente ser sobre skate y es sobre otras cosas mucho más accidentadas y resbaladizas.
Sorry to Bother You, de Boots Riley
Cuando una comedia satírica y oscura que se hunde desde el arranque en lo más absurdo y surreal, se las arregla para tener un giro que resulta al mismo tiempo tan gracioso, sorpresivo y aterrador como el de Sorry to Bother You, es que estamos ante algo verdaderamente excepcional.
Hereditary, de Ari Aster
La película de terror ensalzada y perjudicada por su propia reputación, da menos sustos de lo que muchos esperaban pero los cambia por una intensidad emocional, una tensión y una angustia mucho más profundas y elaboradas de lo que se le suele conceder.
First Reformed, de Paul Schrader
Como indica el título y su protagonista, el pastor protestante interpretado por Ethan Hawke, es una película sobre la reforma, la transformación.
La que propone Paul Schrader aquí, no sin reminiscencias a su personaje más célebre (Travis Bickle de Taxi Driver), es una mucho más radical e irreverente que la de Calvino, una verdaderamente espiritual y trascendental, una acorde a los tiempos que corren; una que cree en la destrucción como medio para crear algo nuevo, incluso si se trata de la destrucción propia.
Game Night, de John Frances Daley y Jonathan Goldstein
Pasada por alto y mayoritariamente ignorada, probablemente por ser una comedia y no intentar decir nada sobre la realidad política y social.
Hacía mucho tiempo que no escuchaba a una sala de cine entera reír a carcajadas como con Game Night.
Roma, de Alfonso Cuarón
«Pinta tu aldea y pintarás el mundo». La trillada frase de Tolstoi nunca había sido tan cierta como en la película de Cuarón, que esencialmente está construida de aldeas —que pueden ser lugares, casas, personas, objetos— que se entrecruzan y retroalimentan para pintar un mundo tan singular y vívido como universal y reconocible.
Mandy, de Panos Cosmatos
El director Panos Cosmatos y su película lisérgica, sombría y eventualmente explosiva, logran una sintonía inédita con Nicolas Cage, el actor que ha dicho que para él la actuación es como una pintura y no hay necesidad de pintar siempre un paisaje natural.
En este caso pintan algo así como una pintura de El Bosco.
La muerte de Stalin, de Armando Iannucci
Armando Iannucci (creador de las series Veep y The Thick of It) sigue probando consistentemente la escasa distancia que hay entre las pujas de poder en las más altas esferas políticas que gobiernan el mundo y la más ridícula e hilarante estupidez humana.
The Death of Stalin continúa ese camino pero, sin abandonarlo, se va impregnando crecientemente de violencia, oscuridad y desolación, tal como su objeto de sátira, la Rusia estalinista.
Private Life, de Tamara Jenkins
Una comedia dramática indie de Netflix, sobre una pareja de clase media de Nueva York ya entrada en los 40 que atraviesa una crisis por no poder tener hijos.
A partir de esa genérica premisa la directora y guionista Tamara Jenkins y sus brillantes protagonistas — Kathryn Hahn, Paul Giamatti y la revelación Kayli Carter— logran una película extraordinaria, de personajes entrañables, divertidísima y emocionante.
Thunder Road, de Jim Cummings
Nadie ha transitado la cuerda floja que divide la comedia del drama con el equilibrio del director, guionista y protagonista de Thunder Road, Jim Cummings, que extendió con esta película su notable corto inspirado en la canción de Bruce Springsteen, de manera inesperadamente certera y conmovedora.
Hold the Dark, de Jeremy Saulnier
Una película fría, oscura, salvaje y enigmática, como una manada de lobos en Alaska, cuya verdadera naturaleza podemos comprender solamente a través de símbolos o de una especie de lenguaje primitivo y animal, común al hombre y la bestia.
Heavy Trip, de Juuso Laatio y Jukka Vidgren
La versión contemporánea, nórdica y metalera de This is Spinal Tap, que debería haber recibido tanta atención y elogios como otra genial comedia reciente que vino desde lejos, What We Do in the Shadows.
Eighth Grade de Bo Burnham
Las inseguridades, miedos y ansiedades adolescentes suelen ser en el cine o bien fuente de comedia o bien tratadas con cierta distancia adulta, con una suerte de nostalgia, condescendencia y menosprecio. En Eighth Grade, son tan importantes, urgentes y reales como cuando se experimentan.
Una increíble Elsie Fisher interpreta a la inolvidable e imposiblemente querible heroína con acné.
La balada de Buster Scruggs, de Joel y Ethan Coen
Con una antología que les permite variar el registro y el tono de las historias dentro de un amplio rango que ya han dominado en su carrera, los hermanos Coen deconstruyen el western, el género que parece tener todo lo les gusta: caos, violencia, tragedias, ambición, heroísmo, valentía, injusticia, y la excusa perfecta para explorar el humor negro, el drama existencial y la muerte.
Misión Imposible - Fallout, de Christopher McQuarrie
Acción implacable y sin respiro, Tom Cruise corriendo, saltando de aviones y piloteando helicópteros, Henry Cavill con bigote, y una historia que toma personajes y elementos que recorren todo el pasado de la saga.
Fallout hace lo imposible: romper el techo de una franquicia que ya lo tenía bien alto.
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