Visitar a su abuelo, un empleado de un cine, le hizo pensar que su destino estaba frente a las cámaras. Fue esa misma agitada vida de actriz la que la llevó a recluirse en un convento. Y no es que haya pensado que Hollywood era la tierra del pecado; se debía más a un desgaste físico fatal que la enfrentó con su verdadera vocación.
Dolores Hart, la actriz que se volvió monja y vota en los Oscar

Se llama Dolores Hart y es l a única monja que forma parte del jurado de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (la que concede los premios Oscar). Esa misma organización le dio una nominación al documental sobre su vida religiosa, God is the Bigger Elvis, en 2012. ¿Y por qué ese título tan particular? Pues porque Hart fue la primera actriz en darle un beso en pantalla al ícono del rock and roll que lograba que todas las chicas suspiraran.
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Una carrera prominente

Dolores Hicks (su verdadero apellido) nació en 1938. Hija de un par de adolescentes, su abuela le sugirió a la madre de 17 años que la abortara, pues consideraba que no sabría cómo criar a una hija. En cierta manera, tuvo razón. Para cuando la pequeña cumplió 3 años, la pareja ya había roto.
Por consiguiente, Dolores vivía entre dos mundos: la mitad del año acudía a una escuela católica en Chicago (aunque no familia no profesaba la religión) y luego pasaba vacaciones con su madre en Beverly Hills.
La vida glamorosa y su profunda pasión por el cine, llevaron a Dolores a dedicarse a la actuación. Para 1957 ya tenía su primer papel: Susan Jessup en Loving You. Allí sería uno de los intereses amorosos de no otro que Elvis Presley, quien iniciaba sus pasos en la pantalla grande.

Para cuando terminó la película, Dolores era la envidia de sus amigas quienes le preguntaban si por lo menos le había robado un mechón de pelo a la estrella de la música. Dolores reía. No solo no sabía quién era Elvis al principio, sino que el casanova la invitó a salir, pero ella se negó porque eran compañeros de trabajo. También guarda un dulce recuerdo de su primer beso en pantalla: lo tuvieron que repetir una y otra vez porque ambos se sonrojaban.
La fama le llegó de inmediato a Hart, quien tuvo papeles en Wild is the Wind (1957), Lonelyhearts (1958), The Plunderers (1960), Where the Boys Are (1960), Sail a Crooked Ship (1961), Lisa (1962) y Come Fly With Me (1963), además de King Creole (1959), donde volvió a compartir créditos con Elvis.

En el proceso conoció a trabajó con Marlon Brando, Montgomery Cliff, Anthony Quinn, Warren Beatty, Robert Warner y George Hamilton.
No todo fue el séptimo arte. También se presentó en las tablas de Broadway con un importante papel en The Pleasure of his Company. El rol le valió un Premio World Theatre y también una nominación al Premio Tony, pero la dejó agotada, así que una amiga le sugirió que se tomara un descanso en la abadía benedictina de Regina Laudis, situada en Conneticut. La actriz pensó que se trataba de un chiste, pero al enterarse de que las monjas guardaban un severo voto de silencio, pensó que se trataba del lugar perfecto para pasar una temporada. Allí encontraría más que un simple descanso.
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De actriz de Hollywood a monja

Hart se sintió completamente a gusto en la abadía. Allí experimentó una paz que nunca antes había conocido y consideró volverse novicia, pero la Abadesa del Convento le sugirió que regresara a Hollywood, alegando que ese no era lugar para ella, o por lo menos no todavía.
La actriz siguió con su vida y se volvió muy cotizada en Hollywood, pero volvió a enfrentarse con su vocación religiosa al filmar Fracis of Assisi donde interpretó a una monja llamada Clare. Así conoció al papa Juan XXIII ante quien se presentó con su nombre artístico. “No, ¡tú eres Clare!”, le contestó la máxima figura católica, lo que cimentó la espina dentro de la actriz.
Sin embargo, conoció a Don Robinson, un guapo empresario y arquitecto de Los Angeles quien quedó prendado de ella en la primera cita y con quien rápidamente se comprometió.
En una reunión previa a la boda, el hombre notó a Dolores dubitativa. Al preguntar qué ocurría, la actriz le confesó que había sido contactada por las religiosas del convento Regina Laudis, pues había una vacante para ella, y no sabía si aceptar. “¿Me estás diciendo que quieres volverte religiosa?”, preguntó. Dolores contestó que sí y esa misma noche Don la llevó a la abadía. Devastado, intentó salir con otras chicas, pero nunca encontró un nuevo amor y mantuvo amistad con Dolores hasta su muerte en 2011.
Regreso a la Academia

Dolores se recibió como monja, para sorpresa y horror de sus amigos de Hollywood quienes le dijeron que estaba loca. Ella se sentía en casa, a pesar del riguroso estilo de vida.
Al ser actriz reconocida, se convirtió en miembro de la Academia de 1960, antes de ingresar a la abadía, pero Hart dejó de votar cuando ingresó al convento. “En 1990 me llamó mi amigo Karl Malden, entonces presidente de la Academia, para que reconsiderara mi postura”. Desde entonces, la ahora Abadesa del Convento ve las películas seleccionadas en su recámara, siendo la única monja que vota en los Oscar.
Su historia se hizo conocida por tres hechos: en 1992 se estrenó Sister Act, la película donde Whoopie Goldberg interpreta a una cantante de Las Vegas que se ve obligada a ocultarse en un convento. Dicho papel está muy ligeramente basado en su vida.

Otro hecho importante fue que en 2006 regresó a Hollywood, pero para hablar sobre la neuropatía idiopática periférica, un mal neurológico que padece.
Finalmente, HBO estrenó en documental God is the Bigger Elvis, sobre su vida. La historia fue nominada al Oscar y Dolores acudió a la ceremonia.
Los reflectores no la han abandonado. Hart, la única monja que puede votar en los Oscar, sigue recibiendo cartas de fanáticos, quienes parecen no tener idea de su destino.









