Carrie: El clásico del terror vs el remake del siglo XXI

Nos queda claro que Stephen King es el maestro del terror y que todos sus personajes nos siguen perturbando y fascinando al mismo tiempo.

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Entre ellos está Carrie White, una joven estudiante de secundaria que plantea el dilema por el que todos pasamos: encajar y no fallar en el intento. Sin embargo, se convierte en blanco de constantes burlas y poco a poco va quedando sobre las cuerdas.

La ira se manifiesta en poderes sobrenaturales, los años de abuso y control hacen que se convierta en un ser fuera de control.

Este clásico de la literatura y del cine, ha transcendido en el tiempo y ha traído una nueva versión de esta historia que no caduca.

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Carrie White, una chica tímida

Imagen MGM

Carrie White es una chica que trata de sobrevivir las presiones de la escuela y la adolescencia. No es sencillo y menos con la presencia de una madre fanática religiosa que la mantiene alejada de situaciones tan naturales como la menstruación.

En el film de 1976, Carrie está interpretada por Sissy Spacek. Durante el transcurso de la historia, es posible ver pequeñas manifestaciones del alcance de su ira y frustración. Esos estallidos son sólo un vistazo de lo que será más adelante.

El argumento no dista mucho en la versión más actual con Chloe Grace Moretz. Es la misma chica tímida e introvertida, que, sin embargo, descubre más rápido el alcance de sus poderes.

¿Hasta qué punto pueden compararse? El personaje interpretado por Spacek muestra más contrastes entre su conducta casi sumisa y la explosiva que adquiere al enfurecer.

Otro punto importante: la dinámica que establece con su madre. Margaret, en la versión de 1976, es además esquizofrénica. Lo que agrega un componente volátil a una relación ya de por sí inestable.

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Sin embargo, es necesario destacar la actuación de Julianne Moore, como la madre ultraconservadora y perturbada, que empeora a medida de que Carrie explora más sobre el alcance de su telequinesis.

Abre el telón

Imagen MGM

El momento cumbre de ambos films, sin duda, es durante el baile de graduación. Es el momento ideal para el despliegue de la ira y, por ende, de los poderes de Carrie.

Después de recibir el cubo de sangre, podemos encontrar algunas diferencias importantes: En la película de 1976, Tommy recibe el impacto del cubo y queda inconsciente. En el remake, la pareja del baile de Carrie, muere casi al instante.

Otro rasgo a destacar, son los ajustes que cargan a la versión moderna, de detalles interesantes: el uso de las redes sociales. Por ejemplo, Carrie, al descubrir su menstruación y en medio de su propio pánico, es grabada por un grupo de chicas. Este video es publicado en YouTube para posteriormente usarse durante la humillación en el baile de graduación.

Trae a colación un tema delicado, el bullying en las escuelas a través de estas plataformas son reales y crueles. Este detalle puede ser visto como una sutil crítica al respecto. Esto, de alguna manera, sirve de detonante para el desastre posterior. Carrie desata sus poderes y nadie podrá detenerla. (Orquestrados, vale destacar, con movimientos y ruidos incómodos).

En el caso de 1976, el directo, Brian De Palma, contrasta dos visiones: La realidad y lo que Carrie percibe.

La objetiva muestra a un público impactado, incrédulo de lo que está pasando. Carrie, por su parte, sólo ve a personas riéndose de ella, sin parar. Cada vez se siente más humillada y es cuando parece entrar en un trance de destrucción.

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Enfrentamiento final

Imagen MGM

A su paso, Carrie deja una ciudad destruida. Cada vez está más cerca de casa y está más consciente de la destrucción que causó.

Al buscar consuelo en los brazos de su madre, no percibe que esta quiere matarla por creer que está poseída por el demonio.

Ambos films plantean esta contienda de manera diferente: en la versión de 1976, Margaret acuchilla a Carrie y esta cae por las escaleras, en el remake, a pesar de la herida que recibe Carrie, es su madre quien sufre la caída y queda debilitada.

El enfrentamiento se encrudece. Finalmente, Carrie, gracias a sus poderes, levita objetos filosos en dirección a Margaret. La escena tiene cierta simbología cristiana. En una queda la representación del martirio de San Sebastián y, en la otra, la crucifixión de Cristo.

¿Lo mejor? en ambos films juegan con la posibilidad de que esta adolescente perturbada, siga viva… Así sea en sueños.

En esta ocasión, lo clásico aún sigue muy vigente.