7 películas que representan muy mal las enfermedades mentales

En nuestros días, la salud mental tiene una mayor visualización. Esto no sólo se debe a las campañas de salud sobre depresión, ansiedad y otras condiciones, sino también a la producción de películas y series que muestran algún trastorno mental en sus personajes.

No obstante, Hollywood no siempre logra reflejar correctamente este tipo de trastornos, sino que los usa como pretextos para transmitir sentimentalismo o sensacionalismo.

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Además, muy frecuentemente estas películas caen en el error de realizar representaciones negativas que contribuyen al estigma que rodea las enfermedades mentales.

Esto, a su vez, ocasiona que las personas que realmente padecen alguno de estos trastornos, tengan menos probabilidades de buscar ayuda.

A continuación te mostramos 7 películas que no representan bien las enfermedades mentales.

En algunos casos hay ciertas revelaciones sobre el final de estos filmes para poder comprender por qué se hace un mal manejo sobre la salud mental. Si eres de los que odia que les cuenten el desenlace de la historia, esta nota no es para ti.

The Visit

M. Night Shyamalan nos sumerge en una inquietante historia donde Rebecca y Tyler viven una pesadilla durante sus vacaciones con sus abuelos, John y Doris, quienes demuestran a lo largo de la película ciertos guiños relacionados con esquizofrenia.

Al final descubrimos que John y Doris realmente son dos pacientes que escaparon de un hospital psiquiátrico y asesinaron a los verdaderos abuelos de Rebecca y Tyler.

Desafortunadamente, este giro en la historia sólo demuestra un terrible entendimiento de la esquizofrenia, relacionándola directamente con actos sádicos y asesinatos.

Me, Myself & Irene

Charlie es un simpático policía con trastorno de identidad disociativo que tiene la misión de proteger a Irene de su ex-novio corrupto. No obstante, su tarea se dificultará aún más por la presencia de su otra personalidad: Hank, un matón arrogante y grosero.

La película protagonizada por Jim Carrey lleva a la exageración el trastorno de identidad disociativo ahondando en cómo las dos personalidades son conscientes de la presencia de la otra: situación que en realidad no es posible y mucho menos pueden unirse para luchar contra enemigos o conseguir a la chica de sus sueños.

Benny & Joon

En Benny & Joon, Joon, una chica con trastornos mentales, encuentra en un Sam, un chico bastante excéntrico, la respuesta para su salud mental.

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La manera simplista en la que este filme protagonizado por Johnny Depp y Mary Stuart Masterson muestra que enamorarte de un "chico raro" es mejor que tener psicoterapia, medicación y ayuda profesional es una de sus mayores críticas.

Split

Con Split, nuevamente el director M. Night Shyamalan aprovecha un trastorno mental para explotar una historia que termina con tintes propios de ciencia de ficción.

En esta película conocemos a Kevin, un hombre que padece trastorno de identidad disociativo. Al principio, se presentan cuatro de sus personalidades y después descubrimos que en realidad tiene 23.

No obstante, la última, conocida como "La Bestia", es una creación más parecida a la ciencia ficción, lo que ocasiona que la representación de este trastorno refleje de una manera terrible a las personas que realmente lo padecen.

The Joker

La aclamada película protagonizada por Joaquin Phoenix nos cuenta la historia de Arthur Fleck, un hombre que se resguarda en la violencia después de ser marginado por la sociedad.

El filme aborda constantemente la salud mental del protagonista y ahonda en cómo este paciente mental se convirtió en el villano más infame de la saga de Batman.

Sin embargo, a pesar de regalarnos grandes diálogos y monólogos con respecto a padecer un trastorno mental, el filme cae en el error de reforzar el estereotipo incorrecto de que existe un vínculo entre padecer una enfermedad mental y la violencia.

Psycho

El aclamado filme de Alfred Hitchcock es una joya del cine, de eso no hay duda. No obstante, la forma en la que aborda el trastorno de personalidad de Norman Bates es cuestionable.

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Principalmente porque relaciona esta afección mental con la conversión de Norman en un despiadado asesino.

Imagen Paramount Pictures

Garden State

En Garden State, conocemos a Andrew, un chico que ha sufrido depresión casi toda su vida, lo cual lo ha llevado a tomar terapia y antidepresivos por años. No obstante, cuando conoce a su amor verdadero descubre que realmente eso era lo que le hacía falta para dejar de estar deprimido.

Incluso, ahonda en el daño que le hacían los antidepresivos. De acuerdo con Andrew, en lugar de ayudarlo lo hacían sentir más deprimido.

Esta forma de abordar la depresión desvaloriza la terapia y los medicamentos que son realmente necesarios cuando existe un cuadro grave de esta condición; en su lugar enaltece que realmente sólo es una cuestión de "echarle ganas" y conocer a la persona adecuada.

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