7 lecciones sobre el amor que nos dejó The Shape of Water
La Forma del Agua ha enamorado a todo aquél que la ha visto con sus detalles y excelente producción, pero más que nada, por las lecciones sobre amor que nos dejó:
#1 Lo que importa es lo de adentro
Guillermo del Toro nos ha enseñado una y otra vez a través de sus películas, que los verdaderos monstruos no son esas criaturas espeluznantes sacadas de su imaginación, muchas veces las acciones humanas son una monstruosidad y vienen de personas que se ven comunes y corrientes.
En The Shape of Water el 'activo' o anfibio-humanoide resulta más humano y más sensible que cualquier persona, su aspecto diferente es sólo un impedimento para quien no se permite interactuar con él de forma más humana. Caso contrario a lo que ocurre con Elisa, quien lo ama porque él no ve en ella un defecto, sino lo que en realidad es.
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#2 Las palabras no son siempre necesarias
¿Verbo mata carita? En The Shape of Water este dicho se queda corto porque aquí hay algo que mata verbo y carita al mismo tiempo: el silencio.
Elisa y el activo se enamoraron sin necesidad de nombrarse, sólo pasó al ser ellos mismos. Los gestos, las caricias y las miradas llevaron a este par a vivir felices para siempre.
¿Alguna vez has estado con alguien con quien los silencios no son incómodos y no hay necesidad de palabras?
#3 El amor no sólo vive entre parejas
En The Shape of Water aprendimos a valorar aún más a nuestras amistades, muchas veces le damos más valor al amor de pareja, pero olvidamos lo esenciales que son nuestros amigos y amigas.
Muchas veces, son ellos quienes le dan soporte a nuestra vida y básicamente nos respaldan en nuestras locuras como Giles y Zelda con Elisa.
#4 Los detalles son importantes
¿Quién diría que el anfibio-humanoide se enamoraría de Elisa porque le llevaba huevos cocidos en el almuerzo?
Seguro que tú también te has enamorado de alguien por sus detalles, esos que parecen insignificantes pero que hacen una gran diferencia.
#5 El amor saca lo mejor de nosotros
Giles perdió su miedo a la aventura gracias a su amor por su amiga Elisa, al igual que Zelda, quien arriesgó todo por ella, su trabajo y su esposo, aunque bueno, con él no perdía nada.
Ni hablar de la protagonista, ella amaba tanto al anfibio-humanoide que se atrevió a hacer cosas que jamás imaginó.
# 6 Amar es liberar
Aunque al final se quedan juntos, Elisa estaba realmente sufriendo con sólo pensar en que al final tenía que liberar a su adorado anfibio-humanoide al canal. Ella bien pudo actuar egoístamente y quedarse con él en su casa, pero aunque lo amaba, ella sabía que liberarlo era lo mejor para él pues de eso dependía su vida.
#7 El amor, tal como el agua, cobra la forma de cualquier recipiente: sin importar en quién viva
¿Necesitas más explicación para este punto?
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