5 razones por las que extrañamos ver The Fresh Prince Of Bel-Air

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The Cosby Show rompió todos los récords de audiencia para un sitcom protagonizado por personajes afroamericanos (con el perdón de los seguidores de The Jeffersons). Ninguna otra serie de su estilo había alcanzado semejante éxito de audiencia hasta que llegó The Fresh Prince Of Bel-Air, alias El Príncipe del Rap.

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Muchas fueron las virtudes del proyecto. Entre las claves de su popularidad, radican los siguiente cinco puntos. Estas son las principales motivos por los que la extrañamos ver The Fresh Prince Of Bel-Air en la pantalla chica:

1. Will Smith

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El protagonista absoluto de la comedia enlatada. Gracias a ella, Will Smith se salvó de la bancarrota y pudo enfilar su carrera hacia la cúspide de la fama en Hollywood. Tal como un alien, o como un ALF, llegaba al seno de una familia acaudalada, tras escapar de las malas calles de Philadelphia. Era un giro de tuerca del típico argumento de la película De Mendigo a Millonario, del cambio de nido, con sus clásicos problemas de adaptación.

Sugestionado por su madre, el personaje se mudó a vivir con sus tíos ricos en el vecindario más sofisticado de Los Angeles. Ahí empieza a desplegar su sentido del humor nato, en pleno contraste con sus estirados parientes. Fanático de Malcom X, y amante del baloncesto, el joven Will trastocaba las convenciones de su contexto, mientras le seguía siendo fiel a sus raíces humildes.

Un personaje que no hizo el papel de nadie, sino de sí mismo, con su propio nombre. Un sano choque de clases, destinado a derribar estereotipos y a integrar a dos aparentes sectores diferentes.

2. Secundarios de lujo

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Un dream team, producto de la selección de un reparto de figuras carismáticas y atractivas para el gran público. Cada uno tenía su encanto particular, su manera de despertar la sonrisa del respetable. Los recordamos en orden de importancia: el tío Phillip Banks, juez y patriarca de la dinastía, era uno de los blancos predilectos de los chistes colorados del sitcom. Will se burlaba de su sobrepeso y de su enorme cabeza calva. Al Tío Phil le costaba controlar a su sobrino travieso y desenfadado. Amaba a su abnegada esposa, Vivian, y solía reprender a sus hijos (un poco mal criados).

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En el elenco, destacaban otros detonantes de la carcajada a mandíbula batiente: la eterna burla a la pose solemne del mayordomo, Geoffrey (con una ocurrente frase sarcástica a flor de labios). Los bailes extraños del niño mimado, Carlton. El materialismo histérico de la consumista y fashion victim, Hilary. La interacción con la pequeña del grupo, Ashley. El absurdo de las secuencias hilarantes estelarizadas por Jazz, el amigo inseparable de Will.

3. Las locaciones

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Los sets también le brindaban color y vistosidad al sitcom, del fantástico intro en adelante. Por lo general, los capítulos se desarrollaban en un conjunto de ambientes inamovibles, alrededor de la mansión de los Banks.

Parte de las escenas transcurrían en los espacios de la sala de estar, el comedor, la cocina, la escalera y las habitaciones. Del interior de la casa, la cámara se trasladaba al supuesto medio exterior, para mostrar los pasillos de la Academia Bel Air y el modesto apartamento de Jazz. Cualquiera se identificaba con la diversidad Pop de los decorados.

4. Estética

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Los lentes oscuros y las chaquetas raperas de Jazz. El paltó de Geoffrey. El repertorio de corbatas y trajes del juez Banks. La influyente indumentaria Hip Hop de Will. Los refinados vestidos de la señora Vivian. Los rizos y los atuendos inconfundibles de Hilary. El look de golfista de Carlton, con sus suéteres, pantalones y camisas planchadas. Sus imágenes impusieron una tendencia, una moda.

5. Un poco de morbo después de la cancelación

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Naturalmente, El Príncipe del Rap dejó de emitirse por razones obvias de desgaste. Ríos de tinta corrieron a raíz de la suspensión del show. Ello acrecentó y consolidó la marca del sitcom en la historia del género. Le dedicaron reportajes sensacionalistas y amarillistas, exhibiendo sus trapos al sol.

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Actualmente, calmadas las aguas tormentosas de la prensa de farándula, le rinden homenajes y tributos en los canales de cable, a través de ediciones especiales del prime time. Como de costumbre, los intérpretes del sitcom jamás superarían la gloria obtenida por sus respectivas contribuciones para The Fresh Prince Of Bel-Air, salvo por la única excepción de Will Smith. Por consiguiente, hay motivos de sobra para exigir la reposición de la serie, aunque una reunión sin el fallecido James Avery (Tío Phil), no tendría mucho sentido.

Larga vida a El Príncipe del Rap. Se ganó nuestra estima, consideración y cariño. La nostalgia por lo retro exige y reclama su restauración.

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