Así sería una carta de Jenni Rivera desde el más allá

Advertencia: esta carta no la escribió Jenni Rivera. En el cuarto aniversario de su muerte, tomamos frases de sus entrevistas y redes sociales, las pegamos unas con otras y pusimos algunos verbos en pasado para crear un texto ficticio que recoge consejos y la visión de Jenni Rivera sobre la vida, las mujeres, los hombres y el amor.

Mis padres y mis hermanos me criaron de una manera muy fuerte, no muy dócil, no muy femenina. Mi mamá juntaba su dinero para comprarle a la niña de la casa sus muñecas, sus trastecitos y mis hermanos me quemaban las muñecas, me las rompían.

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Ellos querían que yo anduviera con ellos en la bicicleta, que fuera buena en las canicas, me hicieron campeona en las canicas, mis trastecitos me los quebraban también, entonces ya cuando llegó el tiempo en que mi mamá me preguntaba "¿mija, qué quieres que te compre?", yo quería una cortadora de zacate, de pasto, los juguetes que tenían los hombres.

Me encantaban los hombres. ¡Qué buenos que están! No es que no me fuera tan bien con ellos. Quizá elegí mal, pero el amor estaba ahí. Todos los hombres merecen que los subas al cielo y cuando estén bien arribita que los tires al suelo.

Los hombres en la vida de Jenni Rivera

En los nueve años en que mi esposo estuvo prófugo yo estudié las características de esas personas que abusan sexuamente de los niños y son personas enfermas, que no se miden, que no dejan de hacer las cosas no más porque sí. No lo hace una vez y dice "ya, hice lo que quise, se acabó". No, lo vuelven a hacer con otros niños.

Cuando yo me di cuenta en 1997 que el papá de mis hijos había hecho eso, yo quería matarlo. Yo quería agarrarlo a batazos porque no tenía pistola, pero estaba esperando a Jenicka y eso fue lo que me detuvo.

Dios sabe por qué suceden las cosas. Entonces no me quedaba otra más que aguantarme. Mi hija nació antes de tiempo por el estrés, por tantas emociones encontradas que había dentro de mí, las hormonas para todos lados.

Las veces que me he caído son las veces que me he levantado. Yo siento que viví muchas cosas hasta mis 42 años: salí de la pobreza, saqué adelante a mis hijos, viví todas las dificultades que he vivido, pero me sentí plena, me sentí realizada, me sentí hecha, me sentí feliz.

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Yo viví en un barrio pobre, en un barrio difícil, donde la vida te enseña a luchar y salir adelante. Esa vida difícil es la que me hizo querer luchar y conquistar más.

Detrás de cada mujer exitosa hay un montón de odiosos que desperdician mucho tiempo pensando en ella. Tal vez no fui la súper mujer, tal vez no fui la mujer maravilla, pero fui inquebrantable. Fui una chica normal de Long Beach. La que triunfó en un mundo de hombres. Desde niña, una persona muy importante me dijo lo siguiente: "atrévete a soñar. Piensa en grande, cree en grande". Y yo lo hice.

No le temía a la muerte por mí. Yo viví tantas cosas a mis 42 años: salí de la pobreza, saqué adelante a mis hijos, viví todas las dificultades, pero me sentí plena, me sentí realizada, me sentí hecha. Morí y ahora puedo decir: "aquí descansa Jenni Rivera’”.

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