Durante la expansión conquistadora del Imperio Otomano (Imperio turco otomano) sobre Europa Central, muchos usos y costumbres gastronómicas, se fueron mezclando entre las tradiciones de los conquistados (europeos) y el conquistador (arabes)
Strudel: turco y con madre turca

Ello fue lo que sucedió con el Strudel: una masa formada con muy pocos elementos, sumamente fina, y casi transparente; que se utiliza con distintos rellenos, entre los que se destaca el de manzana como el más popular.
El strudel nace de otro arrollado: la baclava, originario de Oriente Medio. Un pastel elaborado con pasta de nueces trituradas, distribuidas en varias láminas de hojaldre y bañado en almíbar, jarabe o miel; algunos con pistachos, otros con semillas de sésamo, u otros granos.
Por tanto, el Strudel (que en alemán significa “arrollado”) no es ni alemán, ni tirolés. El Strudel, es turco y su madre es la baclava.
La baclava mantuvo por siglos y siglos su receta original, hasta que llegó a las puertas de Austria y Hungría, donde finalmente se transformó en su hijo: el Strudel de Manzanas.
Así como los americanos añadieron a las recetas españolas la papa, para estirar (dar más volumen) y abaratar las recetas, los conquistados en Austria y Hungría incorporaron la manzana, para que la baclava no les fuera un plato tan caro e inaccesible.
Hoy el Strudel se hace en todas partes del mundo, con variantes poco significativas: a base de manzanas, nueces, piñones, pasas de huva, licor de anís, grapas, orujos, ron, azúcar, canela, etc.
Y aunque dicen que no siempre el mejor es el primero, en este caso lo discuto, pues mi preferido es por lejos el Strudel de Manzana
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