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Maneras obvias (y no tan obvias) de cómo el tráfico vehicular afecta a tu bolsillo
Las principales vías de Estados Unidos están cada vez más congestionadas a tal punto que la ‘hora pico’ pareciera que fuera una constante a lo largo del día. Más allá del tiempo perdido, el tráfico pasa factura de otras formas que no son tan obvias para los conductores. Entérate a continuación cómo el tráfico llega a costarle a tu bolsillo.

El tráfico provoca desperdicio de combustible. Hace 40 años, el conductor promedio en Estados Unidos tan solo desperdiciaba 5 galones de gasolina al año en su trayecto rutinario de la casa al trabajo. En 2017, esta cifra fue de 21 galones, un incremento para sorprenderse, sobre todo si se toma en cuenta que en materia de eficiencia de combustible los carros de hoy en día superan por mucho a los de antes. Por supuesto, esto se traduce a un mayor desembolso de dinero a causa de la congestión vehicular: de 3 mil millones de dólares en 1982 a 166 mil millones de dólares en 2017.
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El tráfico deteriora las calles y carreteras. Y por lo general, gran parte de estas reparaciones son costeadas a partir de los impuestos a la gasolina. A mayor congestión vehicular, mayor deterioro de las calles y carreteras, que a la vez se traduce en impuestos más altos para los ciudadanos.
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El tráfico acelera las fallas mecánicas. El deterioro a causa del tráfico no solo aplica para las vías, sino también para los carros. No es lo mismo conducir 20 millas en 30 minutos que hacerlo en más de una hora. Ese tiempo adicional al volante significa que el filtro de aire acumula más suciedad, el aceite del motor se degrada más rápido, las pastillas de freno se desgastan a un ritmo más acelerado. En fin, cada hora que el auto pasa en funcionamiento, es una hora menos para el inevitable servicio de mantenimiento o reparación de piezas que son costosas.
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El tráfico reduce el valor de reventa de los carros. Lógico, al pasar más tiempo en el auto, el desgaste es mayor: el peso corporal comprime los cojines del asiento, los zapatos se frotan contras las alfombras, las manos tocan los botones y, si llevas comida, el olor a nuevo poco a poco desaparece. Todo esto con el tiempo pasa factura de manera que cuando decides vender tu carro es menos dinero el que llega a tu bolsillo.
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El tráfico incrementa el costo de los seguros para carros. Existen factores que influyen en las primas de los seguros que están fuera de tu control, tales como la cantidad de conductores sin seguro en tu área y el nivel de congestión. Con muchos autos circulando en un espacio reducido, el riesgo de un accidente es más elevado, lo que significa que los conductores en zonas urbanas tienden a pagar más que aquellos en áreas rurales o de menor tráfico.
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El tráfico también es sinónimo de bocadillos. No es lo mismo salir del trabajo sabiendo que en cuestión de minutos podrás llegar a casa a prepararte la cena, a que haya un lapso de más de una hora entre una cosa y la otra. Esto se traduce a comprar
snacks o bocadillos para consumirlos mientras avanzas en el tráfico. Es decir, gastas dinero que de otra manera no habrías tenido que hacerlo.
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El tráfico aumenta los costos de atención médica. Existen estudios que comprueban que conducir por mucho tiempo es perjudicial para la salud. Afecta desde la presión arterial y el colesterol hasta la salud mental y el sueño. Recientemente, un estudio llevado a cabo en Londres incluso reveló que el exceso de tiempo al volante degrada el cerebro, la memoria, el estado de ánimo y el coeficiente intelectual. Todo esto, por supuesto, conlleva a mayores costos de atención médica. En otras palabras, el tráfico no solo desgasta al auto, sino también al cuerpo.
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El tráfico reduce la productividad en el trabajo. Tras pasar mucho tiempo sentado al volante, es normal que el agotamiento pase factura y las personas se vean también en la necesidad de recuperarse del estrés y la ansiedad. Los empleados que sufren de esto se vuelven menos eficientes y tienden a perder la motivación de ir a trabajar. Tanto los empleados como el empleador se ven afectados en este aspecto.
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El tráfico podría ser el causante de que tus empleados renuncien. Este punto está relacionado con el anterior. Una vez los empleados pierden la motivación y no tienen la posibilidad de mudarse a un lugar más cerca, la única opción que valoran es la de renunciar y buscar otro trabajo. Esto significa que como empleador tienes que destinar recursos y capital para contratar y entrenar al nuevo personal. Algunas empresas contrarrestan este efecto permitiendo que sus empleados puedan trabajar ciertos días desde casa o incluyendo entre sus beneficios un bono que cubra los costos de transporte público.
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El tráfico sube los precios de los productos. El costo de transportar mercancía hasta su destino incrementa si el camión desperdicia tiempo y combustible en el tráfico y además incumple con los plazos de entrega. Por otro lado, las empresas, sobre todo las que se dedican al comercio en línea, gastan dinero para compensar a los clientes cuando los envíos llegan tarde porque el paquete permaneció atrapado en el tráfico por mucho tiempo.
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El tiempo es dinero y el tráfico te lo quita. Según un informe del Texas A&M Transportation Institute, el conductor promedio en Estados Unidos pierde al año hasta $1,010 en tiempo y combustible mientras pasa atascado en el tráfico. A esto se le puede agregar los emprendimientos o actividades de crecimiento personal o profesional que se ven afectados por este motivo.
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