Ciencia y Tecnología

Demonio de Tasmania: un diablo sin pezuñas

29 Jun 2011 – 04:15 AM EDT

Uno de los animales que ha sobrevivido en el continente australiano, último refugio de muchas especies, es el demonio de Tasmania. Aunque su nombre indique lo contrario, no estamos refiriéndonos a una criatura diablesca ni mucho menos, sino a una especie de marsupial a la cual los científicos han denominado Sarcophilus harrisii.

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A simple vista un demonio de Tasmania puede parecer un perro pequeño, con su pelaje muy oscuro y su cola; sin embargo es mucho más fuerte, tiene una complexión robusta y musculosa, suele lanzar gritos estridentes, tiene un olor desagradable que se genera cuando se siente amenazado y posee hábitos alimentarios muy agresivos.

Es considerado el marsupial carnívoro de mayor tamaño, por lo general se alimenta con carroña proveniente de presas menores. Un dato curioso de estos animales es que cuando comen usan las patas delanteras para llevarse la comida a la boca. Realizan en solitario el acto de alimentarse; no obstante, cuando tienen abundante comida pueden reunirse en grupos.

Este marsupial posee una característica adaptativa muy interesante: es capaz de regular su temperatura, de tal modo que se mantiene activo durante todo el día sin llegar nunca a sobrecalentarse. Si bien su apariencia es rechoncha, son animales muy veloces y resistentes, con una extraordinaria agilidad para trepar por los árboles y nadar en afluentes.

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Al parecer, en algún momento estos marsupiales fueron considerados una amenaza para el ganado de la isla de Tasmania, por lo cual fueron perseguidos casi hasta el punto de extinguirse. Pero el mito de que eran crueles e implacables cedió ante una merecida protección oficial.

Dichas criaturas no son monógamas, sino que los machos compiten arduamente por sus hembras y una vez obtenidas las cuidan mucho para evitar posibles infidelidades. Las madres pasan la mayor parte de su vida en los procesos de gestación, parto y crianza. Los pequeños han de luchar duramente por la supervivencia, pues las hembras sólo tienen 4 pezones en sus marsupios y la mayoría de los recién nacidos termina por morir.

Desde 1990, los demonios de Tasmania comenzaron a padecer un raro tumor facial que los ha reducido drásticamente. Por esta razón se les ha incluido en la lista de especies en vías de extinción. Al mismo tiempo, se están llevando a cabo proyectos para minimizar los impactos de la enfermedad y para intentar aislar individuos sanos, lo que podría salvaguardar este marsupial para el futuro de nuestro planeta.

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