En marzo pasado, familiares de desaparecidos en México dieron con lo que se considera el mayor cementerio clandestino en la historia reciente del país. A diario, mujeres y hombres escarban los hoyos abiertos en la Colina de Santa Fe, Veracruz, con la esperanza de encontrar respuestas sobre lo que sucedió con sus seres queridos.