Pese a haber sufrido amargas torturas por la familia que la mantenía esclavizada, esta joven mexicana se concentra en su recuperación. Se ha convertido en activista contra la trata de personas, va mejorando su deteriorada salud y está llena de proyectos para el futuro.
Zúnduri, una joven mexicana que escapó de su casa a los 17 años, fue sometida a esclavitud y servidumbre forzada por 5 años en una tintorería familiar, en el sur de Ciudad México.
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La obligaban a planchar sin descanso hasta 100 camisas por día, apenas le daban alimento, la golpeaban y quemaban con la misma plancha que trabajaba.
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En esta tintorería, una familia entera propinaba golpes y torturaba a la joven. En los días que no recibía ni agua ni comida, Zunduri terminó tomando el agua de la plancha y comiendo las bolsas de plástico con que cubría la ropa.
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Los dos últimos años de su encierro, Zúnduri llevó cadenas en el cuello y la cintura. Cuando escapó, tenía 600 cicatrices en el cuerpo causadas por los repetidos golpes y quemaduras.
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El 22 de abril de 2015 Zúnduri logró escapar de su encierro gracias a un descuido de la dueña de la tintorería. Así terminó con 5 años de trabajos forzados y puso de manifiesto el drama de los esclavos modernos.
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Según estimaciones de varios organismos internacionales, en la actualidad existen más de 30 millones de esclavos en el mundo.
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“Me dio a entender que mi vida le pertenecía, o sea, que yo no tenía salida”, dijo Zúnduri en entrevista con la periodista Hena Cuevas para el programa Aquí y Ahora.
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“Todo el tiempo era planchar y planchar y planchar, día y noche”, confesó la muchacha que trabajaba 20 horas al día sin pago
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Cuando Zúnduri logró escapar de la casa de sus abusadores tenía 22 años, pero el interior de su cuerpo era como el de una persona de 80.
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Desde que salió del encierro, Zúnduri se ha convertido en una activista contra la trata de personas y ofrece charlas preventivas en las que cuenta su historia. Por este motivo viajó al Vaticano en 2015 y conoció al papa Francisco quien la escuchó y bendijo.
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A un año de su escape, Zúnduri ha aumentado de peso, le ha crecido el cabello y le hicieron varias cirugías para borrar sus cicatrices. Dice estar feliz y concentrada en su recuperación. Aspira a estudiar repostería y tener su propia pastelería.
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Hace poco tiempo, Zúnduri lucía sonriente al finalizar su entrevista con Hena Cuevas, periodista de Aquí y Ahora.