Viudas de inmigrantes que murieron tras ataque a centro de ICE en Dallas se conocen y comparten su duelo

DALLAS, Texas.- Stephany Gauffeny y Berenice Prieto no se conocían. Desde la mañana del 29 de septiembre de 2025, cuando un hombre armado abrió fuego contra una camioneta que transportaba inmigrantes afuera de una sede de ICE en Dallas, ambas comparten el mismo dolor: haber perdido a sus parejas.

No solo quedaron viudas tras el ataque, también sus hijos perdieron a sus padres.

Stephany Gauffeny dice que su esposo, Miguel Ángel, intentó proteger a uno de sus compañeros cuando comenzaron los disparos. Recibió varios impactos y permaneció en coma por más de una semana. Ella estaba a punto de dar a luz.

Tres días después de la muerte de Miguel Ángel, nació su quinto hijo. Stephany asegura que, desde entonces, ha sentido su presencia.

“Era como si yo lo estuviera viendo en una pantalla, en una línea. Él estaba arriba y yo abajo, como si estuviéramos comunicándonos por algo.

No era teléfono ni computadora, así lo vi en mis sueños”, dice.

“Yo le decía que todo estaba listo, que lo iba a sacar de allí, y él me dijo que no, que él no iba a salir, que él estaba bien”, relata Stephany, con la voz entrecortada.

De acuerdo con la psicóloga Sol Tager, los sueños pueden tener un efecto sanador tras una pérdida: “Porque el subconsciente está teniendo un contacto directo; la mente puede estar en paz si siente que habló con esa persona y que todo estará mejor”.

“Sé que si me duermo lo voy a ver”

La historia de Berenice Prieto es distinta, pero el dolor, el mismo. Su esposo Norlan Abregó, inmigrante salvadoreño que murió en el tiroteo.

“ Todos los días sueño con él, que estamos en México, que andamos en la calle”, cuenta. En más de una ocasión, asegura, Norlan se le ha manifestado.

“ Sí, me habla y me dice que él me está mirando... y me tocó los pies”, recuerda con lágrimas.

Berenice confiesa que a veces solo desea dormir: “ Porque sé que, si me duermo, lo voy a ver”.

Pero despertar, dice, es lo más difícil. Es enfrentarse a la realidad de que él ya no está.

Los sueños que dejan

Miguel Ángel soñaba con conocer a su hijo recién nacido. Norlan soñaba con reencontrarse con Berenice en México, adonde ella planeaba regresar de manera voluntaria mientras él sería deportado a El Salvador.

Sus pertenencias ya estaban listas para el viaje, pero el destino cambió sus planes. Los restos de Norlan fueron repatriados a El Salvador, donde sus familiares le dieron el último adiós.

“ Ellos me hablan y me dicen: mamá, échale ganas, te estamos esperando, nos haces falta, no te queremos ver mal”, dice Berenice.

Stephany, por su parte, le pide a Miguel en sus oraciones:

“ Please, ayuda a los niños a saber cómo navegar esto. No sé qué decirles para que no se sientan tan mal”.

Un abrazo para sanar su duelo

Más de un mes después del ataque que estremeció a Dallas, Stephany y Berenice se conocieron por primera vez en persona. Nunca habían hablado ni intercambiado mensajes. Al verse, se fundieron en un abrazo largo, silencioso.

La psicóloga Sol Tager explica que ese encuentro tiene un profundo valor emocional:

“Escuchar a alguien que ha pasado por una pérdida similar, sin juzgar ni minimizar el dolor, es una forma de validación que ayuda a sanar”.

Ambas mujeres entienden sin palabras el vacío que deja la ausencia. Comparten ahora no solo el duelo, sino una amistad naciente, una esperanza común: seguir adelante por sus hijos.

A un mes del tiroteo, las familias de Miguel y Norlan aseguran no haber recibido ayuda económica ni información clara de las autoridades sobre cómo ocurrieron los hechos.

Mientras las investigaciones siguen su curso, Stephany y Berenice siguen soñando. No solo con ver a sus esposos una vez más, sino con reconstruir una vida en medio de la ausencia.

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