FRISCO, Texas. Con cuarenta años de edad, Agustín Bells lleva en sus venas la pasión por el circo, una tradición que se remonta a cinco generaciones en su familia. Ahora forma parte de uno de los circos más famosos del mundo: Cirque du Soleil.
Agustín Bells: “Mi vida es un circo”, de la tradición en México al escenario del Cirque du Soleil
La historia de un malabarista mexicano que lleva el arte circense a nuevos horizontes: Agustín Bells, malabarista de quinta generación circense, conquista el escenario del Cirque du Soleil con su actuación innovadora en Crystal. Inspirado por su legado familiar, Agustín fusiona malabares y patinaje sobre hielo, deslumbrando al público con su destreza y pasión. Su historia refleja el espíritu hispano de perseverancia y superación.
Video El viaje de Agustín Bells: De México al Cirque du Soleil, una historia de superación circense
Desde sus abuelos, quienes viajaban por Sudamérica con el Circo García, hasta sus padres, que establecieron su propio espectáculo en México, Agustín ha heredado el amor por las artes bajo la carpa, su abuela era domadora de leones y su abuelo dejó su trabajo en la ciudad por amor a ella, y al circo.
Parte de la familia de Agustín Bells posa frente a un circo con su nombre en México, en compañía de varios elefantes.
Imagen Agustín Bells
“Con mis hermanos hacíamos el acto de trapecios. Mi hermano era el que nos cachaba”, comenta. “Yo hacía triple salto mortal, diferentes ejercicios y hacía otras disciplinas”.
Hace dos años, este intrépido malabarista de Guadalajara, Jalisco, realizó una audición para el prestigioso Cirque du Soleil, un desafío que lo llevó a redefinir su arte.
Siendo parte del primer espectáculo sobre hielo del Circo del Sol, Agustín adaptó su acto para incluir patinaje y malabares. “La combinación de esas dos disciplinas fue algo increíble”, comparte, destacando el desafío que esto representó para él.
Agustín Bells de niño, posa vestido de payaso junto a su padre.
Imagen Agustín Bells
Agustin Bells ha sido payaso, acróbata y malabarista dentro de la historia de los circos mexicanos
“Nací en el circo”, reflexiona Agustín, recordando sus raíces y el profundo amor por esta forma de arte que ha marcado su vida desde la infancia, junto a sus hermanos haciendo acrobacias.
A lo largo de los años, ha explorado diversas disciplinas circenses, desde el trapecio hasta la acrobacia, pero fueron los malabares con pelotas de silicona y rebote las que verdaderamente capturaron su corazón.
Convertido en un orgulloso representante de la cultura hispana, Agustín encuentra en el Circo del Sol una plataforma para compartir su pasión con el mundo. “Los hispanos tenemos esa conexión con el público”, comenta, reflejando la determinación y el espíritu de lucha que caracteriza a su gente.
Parte de la familia de Agustín Bells forman parte de un espectáculo en la plataforma de un circo en México.
Imagen Agustín Bells
Cada una de las pelotas de silicona que Agustín utiliza es especialmente diseñada y tiene un valor de aproximadamente $35
Su presencia en el equipo de Crystal, el espectáculo del Circo del Sol que recorre el mundo con su pista de patinaje, no solo resalta su talento individual, sino también el creciente impacto de los artistas hispanos en la escena internacional.
Su acto jugando con siete pelotas de rebote sobre una plataforma que a su vez está sobre el hielo, es uno de los más emblemáticos y de los que generan más aplausos entre el público.
“El circo puede llevarte a diferentes partes; no solo es tu pasión, sino también tu educación”, reflexiona Agustín. “ Representamos mucho a los hispanos, quienes siempre luchan por lo que quieren y confían en sí mismos”.
Este mensaje de perseverancia y determinación resuena en cada actuación de Agustín, quien ve en cada presentación una oportunidad para inspirar a otros, especialmente a los jóvenes, a seguir sus sueños sin importar las dificultades.
Agustín Bells junto a su hija de 11 años, practican con nueve pelotas de rebote en un complejo acto de reflejos entre ambos.
Imagen Agustín Bells
Agustín Bells tiene tres hijos, todos cuentan con talentos para el circo
Además de su carrera en el circo, Agustín es padre de tres hijos, quienes también han heredado su talento para el malabarismo. Durante la pandemia, descubrieron su habilidad y ahora, junto a su esposa, una talentosa bailarina y acróbata rusa, forman una familia de artistas circenses que continúan inspirando con su arte y dedicación.
Agustín conoció a su esposa dentro de un circo, ambos viven en Puerto Morelos, Cancún. “Solo puedo pasar allí unos días cada año”, comenta Agustín. “Tenemos de repente dos, tres semanas libres y vamos a casa y podemos descansar, disfrutar y recargar baterías para regresar a la función”. Tienen tres hijos, uno de 17 años, una niña de 11 y un varón de 9 años.
“A veces es difícil porque mis hijos tienen demasiado talento y yo sé que algún día me tengo que separar de ellos, porque a lo mejor un espectáculo en Europa los va a necesitar, pero yo estoy en otro”.
Agustín Bells durante una de sus presentaciones en Crystal, el espectáculo del Circo del Sol sobre hielo.
Imagen Cirque du Soleil
Con cada semana llevando su arte a una nueva ciudad a través de Estados Unidos, Agustín celebra la vida del circo, explorando nuevas culturas y compartiendo su pasión con audiencias de todo el mundo.
“El año pasado fuimos a Nueva Zelanda y Australia es impresionante. Me gustó mucho Bélgica, el circo nunca se detiene, esto se lleva en la sangre”, agrega el mexicano.
Desde los escenarios iluminados del Cirque du Soleil hasta los rincones más remotos del mundo, A gustín Bells continúa inspirando con su arte, llevando consigo las enseñanzas de generaciones pasadas y abriendo caminos hacia un futuro lleno de color y espectáculo.
Agustín Bells sobre una plataforma mientras realiza su acto con siete pelotas de rebote en el Circo del Sol.
Imagen Cirque du Soleil
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