Seguramente has escuchado sobre la leyenda del Yeti, también conocido como el Abominable Hombre de las Nieves, no sólo por su representación en el arte y la cultura, sino por viejos cuentos de folclor transmitidos desde hace cientos de años.
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También es importante no confundirlo con Pie Grande, o el Sasquatch, quien bien podría ser su "primo lejano" y que supuestamente habita en las montañas y bosques rocosos de América del Norte.
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La leyenda del Yeti, esta criatura corpulenta, feroz y de gran altura, ha formado parte de la cultura asiática desde hace cientos de años, relatando que el terrible monstruo habita en las montañas nevadas de Nepal, por el Himalaya.
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Durante décadas, incontables personas, entre científicos, amantes de lo exótico y estudiosos han intentado descifrar el misterio del Abominable Hombre de las Nieves, como este grupo de periodistas que viajó a los Himalayas en 1953 con tal de encontrar pruebas de su existencia.
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Esta huella gigantesca, encontrada en 1951 cerca del Monte Everest es una de las supuestas "pruebas" que se ha encontrado del Yeti, aunque en realidad hasta la fecha no hay evidencia concluyente de su existencia.
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Jamás se han encontrado restos físicos de algún ejemplar que se asemeje a esta criatura, pero sigue siendo fruto de leyendas y especulaciones en gran parte del mundo, con reportes de supuestos avistamientos, pero nada auténtico y todo siempre muy cuestionado.
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Y ahora un estudio más ha tumbado las teorías de que realmente existe, ya que
científicos de la Universidad de Buffalo en Estados Unidos se pusieron a analizar los supuestos restos de la criatura: ocho especímenes que incluyen huesos, pelos, dientes, piel y hasta restos fecales recolectados en Nepal que se pensaban era de este "Yeti".
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Como reporta el
diario británico Metro, se hicieron pruebas de ADN a estos restos y descubrieron que, en efecto, nada tenían que ver con alguna criatura extraña y mítica que habita en Nepal o Tibet.
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Charlotte Lindqvist, la doctora a cargo de la investigación, aseguró que su descubrimiento relaciona a los restos biológicos encontrados con osos locales, probando así que la genética ha avanzado tanto que puede sin lugar a dudas aclarar viejos "misterios" en la historia de la humanidad como la existencia del Yeti.
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Aseguran que los huesos y la piel del supuesto Yeti bien podrían ser de osos negros o marrones, que habitan usualmente en las montañas de Nepal y Tibet.
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Al ver a estos bellos animales uno podría encontrar la relación en pensar que sí se parecen al "monstruo" que mucha gente ha creído ver en las montañas nevadas.
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El pedazo de supuesta piel del Yeti resultó ser de un oso negro asiático, mientras que el hueso era parte del muslo de un oso marrón tibetano. Los científicos, además de desmitificar el cuento, pudieron así descubrir más cosas sobre la evolución de estos animales en el área del Himalaya.
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Al parecer, este es el más reciente, "detallado y riguroso" análisis que se ha hecho hasta el momento sobre los restos del supuesto monstruo, desechando así cientos de años de la creencia en su existencia.
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Sin embargo, todo aquel incrédulo puede seguir encontrando al "Abominable" monstruo Yeti en cuentos, películas, caricaturas y demás productos de mercadotecnia, con el que se ha explotado este viejo mito desde hace ya mucho tiempo.
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