Seguramente has escuchado de la creencia o vieja historia de que si ves una mariposa negra, polilla o paloma negra en tu hogar, es un mal presagio, y que la mala suerte inevitablemente llegará a tu vida.
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Esta es una curiosa superstición que data de hace muchas décadas, pero que no podría ser más falsa, dándole una mala fama a estos curiosos insectos. ¿Quieres conocer más?
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Durante mucho tiempo, en varios países hispanos se ha creído que la aparición de mariposas negras es el anuncio de la inminente muerte de un ser querido o simplemente, un símbolo de mala suerte para quien se encuentre alguna.
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También está la creencia de si se posan sobre uno o las ves en tu casa, tendrás mala suerte, perderás tu cabello o recibirás una mala noticia, pero todo esto es producto de la cultura popular, son viejas supersticiones pasadas a través de generaciones.
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No sólo ocurre en lugares latinos. Por ejemplo, en Hawaii también tienen esta creencia, y piensan que si ven una mariposa negra o palomilla es señal de que viene un difunto a despedirse de ellos.
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Muchas personas las consideran como venenosas o culpables de ceguera debido al polvo que desprenden sus alas. Sin embargo, también es una información totalmente falsa pues solamente producen una leve irritación.
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Curiosamente, no todas son creencias negativas. Está el otro lado de la balanza, pues hay otros países donde se dice que si ves una mariposa negra en la parte superior de tu puerta o ventana en tu casa, entonces está la probabilidad de que ahí alguien se gane un premio, inclusive la lotería.
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Además de ser símbolo de la buena suerte, también representan el camino hacia respuestas que podrías estar buscando. Por eso, hay lugares donde también son conocidas como 'ratones viejos' y, así, son guías que te llevarán hacia nuevas relaciones amorosas, familiares o de amistad.
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Otros creen que si estás teniendo problemas con alguien, que se te aparezca una mariposa negra es señal de que es hora de que perdones, dejes atrás los rencores y hagan las paces. Por otra parte, también son señal de nuevos inicios y cambios positivos en tu día a día.
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Pero finalmente no se ha comprobado que estas criaturas estén relacionadas con sucesos negativos, mala suerte, accidentes y mucho menos muertes. Simplemente son supersticiones que se han hecho populares desde hace muchísimo tiempo atrás y que, lamentablemente, les haya creado 'mala fama', tanto que la gente prefiere matarlas que liberarlas o ignorarlas.
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Y, ¿de dónde habrá salido esta vieja superstición? Pues resulta que en la lengua náhuatl, el nombre de la mariposa negra o palomilla era "mictlanpapalotl" o mariposa del país de los muertos. También le decían "micpapalotl" (mariposa de la muerte) o 'miquipapalotl' (mariposa de mala suerte). ¿Ves? Desde tiempos ancestros...
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Inclusive, su nombre científico no le ayuda. Se llaman
Ascalapha odorata, que proviene del demonio Ascalaphus, el horticultor de Hades, el rey del inframundo en la mitología griega.
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Y, aunque desde su nombre se le asocie con temas o cosas negativos, la verdad es que son realmente inofensivas y no hay que temerles ni mucho menos hacerles daño cuando las veamos en nuestras casas.
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Las mariposas negras se distinguen como polillas, por su vida nocturna, y su color negro o en oscuros es característica propia de su defensa contra sus depredadores, que son las aves. O sea, sus colores les ayuda para esconderse en los troncos de los árboles y que los pájaros no se las coman.
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La mariposa negra forma parte de la familia Eribidae, género de polillas que son de ayuda para polinizar plantas y flores. Se alimentan del néctar de frutos maduros de árboles frutales, lo que significa que transforman energía y lo que liberan de sus alas, son proteínas.
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Normalmente, se refugian en la sombra y lugares quietos para protegerse de los depredadores, la razón por la que luego las encuentras en las puertas y esquinas de las casas.
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Como ves, no se trata de una "mariposa maldita" o una que presagie muertes o mala suerte. Simplemente es otra bella criatura de la madre naturaleza a la cual debemos conocer y respetar, para no terminar eliminando como tantas especies ha destruido el ser humano.