El 26 de junio comenzó el nuevo año en el calendario galáctico, uno muy diferente al estandarizado calendario Gregoriano por el que todos nos regimos actualmente. Según la cultura maya, el cual adoptaba este calendario, ya inició un nuevo ciclo que brinda nueva energía, conciencia y vitalidad al ser humano - en particular, a las mujeres.
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El calendario galáctico está basado en los ciclos de la luna, y en lugar de dividir los 365 días del año por 12 meses, con variaciones distintas, aquí tenemos siempre 7 días de la semana bajo cada una de las fases de la luna por mes. Es decir, 7 x 4 = 28 días del ciclo. Así, en los 365 días entran 13 lunas más un día sobrante.
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Ese día extra al año es el 25 de julio, un día de transición considerado "el día fuera de tiempo". Este ciclo de 13 lunas x 28 días fue no sólo usado por los mayas, sino también por los egipcios, incas, druidas y algunas culturas polinesias y de nativos estadounidenses, así que hablamos de un concepto interesante aplicado por diversas civilizaciones importantes.
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Así, tenemos un calendario de las 13 Lunas en donde se dividía el cielo estrellado en 13 partes. Cada una de estas lunas contiene 28 días, se divide en 4 semanas de 7 días y cada semana está determinada por un color.
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Aquí tenemos cuatro semanas lunares. Cada una tiene su poder único. La primera es de color rojo, la llaman la primera cualidad del cuatro, Conocimiento, que inicia la Visión. La segunda semana lunar, con energía blanca, es donde la Humildad refina la Meditación. La tercera es color azul, y es donde la Paciencia transforma la Conducta. Por último, la cuarta semana lunar, con la energía amarilla, hace que el Poder Madura el Fruto, llega a ser la victoria de la profecía.
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Los mayas basaron entonces su formulación del tiempo en un código de frecuencia de 13 y 20: 13 tonos galácticos y 20 frecuencias solares, y su intención era que este sistema fuera un regalo que contribuyera al cumplimiento de la conciencia humana en nuestro planeta.
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Los mayas, además de ser grandes astrólogos, eran grandes matematicos. Dos numeros clave de su sistema del tiempo eran el 13 y el 20, en base a estos dos números esta construido su calendario, el Tzolkin.
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El Tzolkin, este calendario sagrado maya, consiste en combinaciones de 20 "glifos" o sellos solares y 13 números, denominados tonos galácticos. Estos crean 260 combinaciones, armando un ciclo de 260 "kines". Cada dia tiene un glifo y un tono diferente.
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Estos 20 sellos sagrados tienen su propio significado y sabiduría. Este por ejemplo es la serpiente, simboliza la Sobrevivencia de la Fuerza vital. Hay otros como el Sol, que ilumina el Fuego Universal o la Luna, que Purifica el Agua Universal.
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Éste es el Guerrero, que Cuestiona la Inteligencia. Entre el resto tenemos otros como el Viento, que Comunica el Espíritu, o la Noche, que Sueña la Abundancia (así, en mayúsculas son sus términos).
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Los mayas se dieron cuenta que no podían medir el tiempo como tal, pero que sí eran capaces de ver las cualidades del tiempo. Descubrieron que cada "kin" o día del ciclo, tenía cierto tipo de energia que interactuaba con cada uno de nosotros, así que todos tienen su propio significado.
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Los mayas tenían en su calendario ciclos de 260 días por año, que es la medida aproximada del período de gestación humana, y también es un fractal perfecto del ciclo galáctico de 26.000 años que se cumplió el 21 de diciembre de 2012, cuando se pensaba que "iba a acabar el mundo".
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El amarillo representa el oro y el dorado es energía femenina, entonces este ciclo que empieza es uno de mucho poder para las mujeres. El año de la "semilla de cristal amarillo" será uno de comunicación y cooperación para buscar un beneficio común para todas las especies que habitan el planeta.
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Según el nuevo ciclo maya que empieza, es un año para dejar de ser malos con el prójimo, es un tiempo de tomar conciencia de que absolutamente todas nuestras acciones tienen un efecto positivo o negativo hacia los demás.
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El calendario galáctico de las 13 lunas que adoptaron los mayas nos ofrece un elaborado sistema para ver cómo cada día afecta nuestra conciencia, orden e inteligencia en nuestras vidas.
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El uso diario de este calendario trasciende todo dogma, religión, raza, género y condición social. Estar en sincronía con él puede ayudarnos a sincronizar nuestras experiencias y aprender más del prójimo y así, del Universo. Interesante, ¿no crees?