En realidad, y a nivel medicinal, el ajo es rico en un compuesto de azufre llamado alicina, el cual se considera que es el responsable de todos los beneficios que aporta a nuestra salud. Eso sí, muchos dicen que hay que consumirlo crudo, pues hervido pierde propiedades. Crédito: Shutterstock
También ayuda a reducir la presión arterial, pues es diurético y expectorante. El ajo contribuye a eliminar los residuos tóxicos que van quedando en el organismo, pues sus enzimas favorecen una buena síntesis de los ácidos grasos, ayudando a bajar el colesterol malo o LDL. Crédito: Shutterstock
Además es un excelente remedio para las personas que sufren diabetes pues reduce la cantidad de azúcar en la sangre, excretada por la orina. Lo único es que hay que cuidar su consumo porque el ajo en grandes dosis provoca dolores de cabeza, estomacal, vómitos, mareos, diarreas y algún dolor en panza o riñones - eso sin mencionar el mal olor que nos deja. Crédito: Shutterstock
Hay varios usos del ajo para evitar cualquier intrusión del mal que se usan desde hace siglos, como colgarlo de la puerta para repeler a gente malvibrosa o envidiosa, o ponerlo en las ventanas para que ningún ente malévolo pase por ahí y entre a nuestro hogar - no sólo criaturas mitológicas como vampiros, sino tan cotidiano como ladrones. Crédito: Shutterstock
Un buen amuleto de buena suerte y abundancia es meter ajo con laurel en un frasco de vidrio, al cual agregarás agua mineral y de sal de mar. Cierra el frasco y colócalo en un lugar alto en tu casa, como sobre un estante en tu habitación o cocina, donde nadie lo tome. Crédito: Shutterstock
Otra variante es ir entrelanzdo ajos con un listón o estambre formando una especie de trenza. La colocas detrás de la puerta principal de tu hogar o el espacio que quieras proteger y crearás una barrera no sólo contra el mal, sino también para que no te falte nada en tu casa. Crédito: Shutterstock