Las plantas aromáticas le agregan sabor a la comida, son de fácil cuidado, y además, ¡le suman color y aroma a tu hogar!
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Te sobran motivos para cultivar tus propias plantas aromáticas.
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¡Apúntate estos tips!
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Luz solar. La mayoría de las hierbas culinarias provienen del Mediterráneo y de otras regiones soleadas, así que necesitan lo mismo. Un lugar donde reciban luz directa de sol varias horas al día.
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Buen drenaje. Asegúrate de que los contenedores tengan uno o más agujeros de buen tamaño para que el agua excedente del riego se escurra.
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Toma en cuenta que las hierbas aromáticas no soportan tener las raíces en una tierra demasiado húmeda.
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¿Cuánto regar? La mayoría de estas especies requiere alrededor de 1 pulgada (2,54 cm) de agua por semana, igual que otras plantas.
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Su propia maceta. Las plantas perennes (que viven más de dos años) que crecen mucho, como el romero o la lavanda, pueden tener su propia maceta y pasar el invierno puertas adentro si el clima donde vives es muy frío.
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¿Cuándo comenzar? Las semillas de hierbas anuales (cilantro, orégano, albahaca, eneldo) pueden sembrarse en cualquier momento del año en interiores.
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Plantas perennes. Conviene tener este tipo de aromáticas (cebolla, perejil, salvia, tomillo) al aire libre y en macetas durante los meses cálidos, y moverlas al interior antes de la primera helada.
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La cosecha. Si lo que quieres son las hojas, debes extraerlas antes de que las plantas florezcan.
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El mejor momento para hacerlo es por la mañana, luego de que se seque el rocío, pero antes de que suba la temperatura.
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Las semillas. Si lo que te interesa de tus plantas son las semillas "como en el caso del cilantro, el eneldo, el comino o el hinojo", puedes cosecharlas una vez que el tegumento (la capa que rodea a la semilla) cambie de color.
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Las raíces. Si lo que prefieres son las raíces (del ginseng o de la equinácea, por ejemplo), desentiérralas al final del verano o al iniciar el otoño.
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Saben mejor frescas. La mayoría de las hierbas saben mejor recién cortadas porque los aceites esenciales que les dan su sabor distintivo son muy frágiles.
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De ser posible, coséchalas en el momento en que vayas a utilizarlas.
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En el patio, balcón, jardín o en el marco de la ventana de la cocina, no te arrepentirás de cultivar tus propias plantas aromáticas.
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Verás que en poco tiempo las aprovecharás ¡en todas tus recetas!