Las Perseidas son probablemente las lluvias de estrellas más populares del año quizá por la época en que pasan, en pleno verano, cuando la temporada suele hacer más fácil poder divisarlas en el cielo. Eso sí, hay que ir a un lugar alejado de ciudades para que tanta luz y contaminación no obstruyan el espectáculo.
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Todo el año mientras la Tierra gira alrededor del Sol, pasa por mucha 'basura cósmica'. Un cometa, cuando recorre el espacio, va dejando un rastro de rocas y hielo que se quedan atrás. Cuando nuestro planeta pasa por estos espacios, los escombros espaciales, que pueden ser tan pequeños como un grano de arena, chocan con la atmósfera y crean un espectáculo divino en nuestro firmamento.
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Las partículas que causan esta lluvia de estrellas han sido producidas por el cometa Swift-Tuttle. El hecho de producirse la lluvia cada año por las mismas fechas se debe a que la Tierra, en su movimiento anual de traslación alrededor del Sol, en cada vuelta encuentra de nuevo a la acumulación de partículas.
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Esto suele comenzar a mediados de julio y se extiende hasta finales de agosto, aunque es a mediados de agosto cuando se produce el pico de mayor intensidad. Este año 2018 el pico de actividad se centrará entre las noches del 12 y 13 de agosto, donde podríamos ver hasta 100 meteoros por hora.
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Durante varias noches, los pequeños trozos dejados por el cometa chocan con la atmósfera de la Tierra a más de 200,000 km/h y producen una lluvia de meteoros. La mayoría son producidos por fragmentos de no más de unos milímetros de tamaño, y se desintegran unos 100 kilómetros antes de chocar con la superficie terrestre.
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Son cada 133 años cuando el Swift-Tuttle se aproxima de nuevo al Sol, lo que hace que se funda una parte de su superficie por la radiación solar y entonces van dejando tras de sí un rastro de escombros. Su último paso fue en 1992 y no volverá a acercarse al sistema solar interior sino hasta el 2126.
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Curiosamente, con las lluvias de estrellas lo que estamos viendo no son los remanentes del paso más reciente del cometa en 1992. Durante estas Perseidas lo que veremos son pedazos que el Swift-Tuttle dejó a su paso cercano por la Tierra en el año 1862. Eso es porque toma muchísimo tiempo para que el rastro que dejó la órbita del cometa entre en una posición en la que se cruce con la órbita de la Tierra.
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Ahora hablemos sobre el peculiar nombre que se le da a esta lluvia de estrellas, que no solo con conocidas como las 'Perseidas' sino también como las "lágrimas de San Lorenzo", un mártir de la iglesia católica.
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La tradición cristiana señala que San Lorenzo sufrió un auténtico calvario el 10 de agosto del año 258. En esa fecha fue quemado vivo en una hoguera en Roma. Los romanos lo capturaron y le dieron una horrenda muerte lenta, sobre una parrilla.
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La leyenda dice, incluso, que san Lorenzo llegó a mencionar mientras se quemaba en la hoguera: "Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho". Las lágrimas de su cruel martirio han pasado a la historia y son las que dan nombre precisamente a la lluvia de estrellas.
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Y es que ocurren justamente cuando se celebra la fiesta cristiana del martirio de San Lorenzo, el 10 de agosto y por eso, cuando el cometa Swift-Tuttle desprende polvo de su cola estelar por esos días, la tradición popular dice que es San Lorenzo, que aún sigue soltando lágrimas de dolor desde el cielo por su tortura.
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Las "Perseidas" toman su nombre de la constelación de Perseo, ya que por perspectiva, aparentan provenir de la dirección de dicha constelación, aunque no tienen ninguna conexión real con ella. Sobre eso hay que remontarnos a la mitología y saber quién era Perseo.
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Perseo, según la mitología griega, era un semidios que era hijo de Zeus y Danae, la única hija del rey de Argos, Acrisio. Este monarca había encerrado a la chica en una torre de bronce para que no tuviera ningún contacto con hombres y así, evitar que tuviera descendencia porque temía ser destronado.
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Zeus decidió entonces bajar a la Tierra para engendrar un hijo con Danae, y lo hizo a través de una lluvia de oro que cayó desde el Olimpo y con la cual quedó embarazada. De esa unión nació Perseo, otro de los notables y míticos héreos griegos.
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A Perseo lo recordamos, entre otras misiones, por su aventura para enfrentarse a la Medusa. Después, Zeus convirtió a su hijo en constelación, y cada verano lanza una lluvia de destellos dorados para recordar la forma en la que fue engendrado.
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Para entonces ver las Perseidas estos días, debes ir a un lugar retirado de luz, y enfocar tu vista al cielo, sobre todo lejos de la Luna, ya que su luz también puede impedir que veas las estrellas fugaces.
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En realidad no necesitas ver a alguna dirección en particular, ni necesitas la ayuda de binoculares o telescopios, puesto que es mejor mirar a simple vista para poder abarcar todo el cielo. Ojalá disfrutes mucho el espectáculo, si tienes la posibilidad.