En el mundo de la música, los plagios bastante recurrentes, seguro que por lo menos alguna vez hemos oído de algún escándalo por plagio o simplemente hemos dudado al escuchar canciones sospechosamente similares.
¿Sabías que «My Sweet Lord» de George Harrison es en realidad un plagio?


Aunque parezca imposible, el escandaloso mundo de los plagios también es visitado por los mejores músicos de la historia, como es el caso del gran George Harrison, el mítico guitarrista de The Beatles y un músico excepcional por donde se lo mire.
Todo se remonta al año 1970, The Beatles acababa de sellar su separación y cada uno de los cuatro de Liverpool emprendía un nuevo camino musical.
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Curiosamente, George fue el primero en debutar como solista a través de All Things Must Pass, un disco espiritual y casi expiatorio, una obra de arte suprema que demostró más que nunca el talento del ex-Beatle.
Pero justamente la canción más icónica del mismo fue la que le hizo ingresar al club de los plagios. Claro, estamos hablando de «My Sweet Lord», una hermosa canción llena de magníficas guitarras acústicas y coros, donde el Harrison dejó en claro su profunda fe en el hinduismo y el cristianismo al mismo tiempo —recordemos cómo utiliza Hallelujah y Hare Krishna en forma de sinónimos—.
Todo pasaría casi desapercibido hasta 1976, cuando la empresa Bright Tunes Music decide formalizar una demanda contra el músico, acusándolo de haber plagiado la canción «He's So Fine» de The Chiffons, un grupo bastante intrascendente, de mediados de los 60.
Las similitudes entre ambas canciones es realmente notoria; claro, cada una tiene el estilo propio de cada artista, pero la melodía es casi idéntica, sobre todo las notas que acompañan a las frases «my sweet lord» y «I really want to see you».
Esto obviamente envolvió a George en un largo proceso judicial, en que varias veces trató de demostrar la originalidad de su obra, alegando que no habían suficientes pruebas para probar un plagio.
Luego de algunos meses de no poder demostrar que su composición no era un plagio, Harrison debió admitir que conocía «He's So Fine» antes de escribir «My Sweet Lord» y que inconscientemente pudo tener algún tipo de influencia en su canción.

El jurado cerró la causa mediante la figura de «plagio inconsciente» y George tuvo que pagar una jugosa multa.
Según cuenta la historia, al finalizar el juicio, el juez le dijo a Harrison que de todas formas le gustaban ambas canciones, a lo que con mucha ironía y astucia el músico respondió:
«¿A qué te refieres con ambas? Tú me acabas de decir que son una sola y la misma».
Luego de este curioso episodio, el músico no volvió a tener ninguna acusación de plagio, y, como sabemos, continuó con su exitosa carrera solista, en la que “My Sweet Lord” no tuvo ningún tipo de inconveniente en convertirse en un ícono de la música popular.
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