¡Que los prejuicios se acaben! Esta es la historia del musulmán que donó sangre a las víctimas de Orlando durante el Ramadán

"La tolerancia es la mejor religión", Víctor Hugo

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El domingo 12 de junio todos despertamos con una angustia en el pecho, porque es el sentimiento inevitable cada vez que leemos o escuchamos sobre los atentados de odio.

Esta vez fue contra la comunidad LGBT: ¿por qué? ¿por ser ellos mismos? ¿Por ser valientes en un mundo lleno de prejuicios?

Según se especula, el tiroteo de Omar Mateen en el club nocturno Pulse tuvo que ver con su homofobia hacia parejas del mismo sexo y cierto vínculo con el grupo terrorista más temido: el Estado Islámico.

“Sí, mi nombre es Mahmoud, un musulmán americano orgulloso”

Para muchos, este tipo de ataques sirve para manifestar un sentimiento xenófobo y colocar a todos los musulmanes en una misma bolsa y bajo una misma etiqueta: terroristas.

El terror que causa una noticia como esta y, cuando se la asocia con grupos terroristas, termina por convertir el miedo en un rechazo a la comunidad musulmana  entera.

Pero Mahmoud ElAwadi, un musulmán americano que vive en Orlando, demostró lo que ni siquiera debería ser necesario: que los prejuicios nos dominan a tal punto de volvernos ciegos.

“Sí, mi nombre es Mahmoud, un musulmán americano orgulloso (...) Sí, estoy triste, frustrado y enojado porque un hombre declaró ser musulman y cometió un acto tan vergonzoso como este", dijo Mahmoud.

Porque Mahmoud ElAwadi fue uno de los valientes que donaron sangre a las víctimas de la masacre de Orlando. Y Mahmoud ElAwadi no fue el único musulmán en realizar un acto tan noble y necesario como ese. Más valiente todavía, si consideramos que es el mes del Ramadán, el noveno mes del calendario musulmán, durante el cual se practica el ayuno en las horas de sol.

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Puede sonar utópico, pero la verdadera paz solo va a comenzar cuando los prejuicios, los estereotipos y el odio hacia una comunidad, una religión o una cultura se terminen. Y tal vez, como dijo  Mahatma Gandhi, nuestra esperanza esté en el amor:

“No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia”.

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