¿Los videojuegos son cada vez más fáciles?

Quienes portan canas de gamer recordarán a juegos como el Battletoads que tenían jugabilidad y/o niveles muy complicados (particularmente el que ibas en descenso y debías golpear a los enemigos contra las paredes, o el del túnel en el que ibas a toda velocidad), o también como el Contra (te disparaban por todos lados y había riesgo de muerte hasta con respirar). Y seguramente habrán notado que en los últimos años los juegos —en su mayoría— son mucho más simples, como puede ser cualquiera de la saga Call of Duty.

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¿Es verdad que se han vuelto más sencillos? Es probable que sí (basta con ver que hay géneros que prácticamente han desaparecido, como los juegos de aventura gráfica). Pero vayamos por partes.

La dinámica en el mundo de los videojuegos ha cambiado. En la actualidad vivimos con varias plataformas (smartphones con Android, PC con Windows y una PS4, por ejemplo) que se ven desbordadas de lanzamientos diarios, por lo que las opciones son infinitas y el tiempo para analizar los títulos es limitado y hasta inexistente, en cuyo caso nos valemos de las críticas, comentarios y/o sugerencias. La situación era muy diferente a la de hace 25 años, cuando solo contábamos con una consola y apenas salían un par de juegos a los que chequeábamos molestando al comerciante de la tienda. Menos tiempo, más opciones. Todo es cuestión de ir al grano.

Este es un factor que pudo haber llevado a los desarrolladores a plantear juegos que ganasen más por sus gráficos y sonido que por la complejidad. ¿Acaso alguien recuerda el último juego que haya jugado con 3 corazoncitos de vida y que si perdía debía comenzar a jugar todo de nuevo?

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La mayoría de los juegos actuales incluso continúan avanzando en allanar el camino al gamer. Cuando se inicia el juego, el primer nivel (o “pre nivel") suele ser una especie de tutorial (si bien es cierto que hoy los comandos son más amplios, antiguamente debías descubrir por tus propios medios para qué servía cada botón, secuencia y objetos) y hasta hay ayudas durante el juego que te van mostrando elementos con los qué interactuar y hacia qué dirección.

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En definitiva, pasamos a ver prácticamente una película de unos pocos minutos a jugar un desafío que pudiese durar varios días.

Imagen ThinkStock

¿Pero es verdad que lo único que importa es la gráfica y sonido y no tanto el desafío?

En realidad a los factores de mercado y competencia debemos sumarles otro clave: el factor psicológico. Los especialistas han comprendido con el paso de los años que es mejor premiar el éxito que castigar el fracaso. Dicho de otra manera, la mejor forma de generar incentivos en una persona es felicitándolo por lo bueno que hizo y no reprochándole lo malo. Así se evita la frustración en los seres humanos, y esto va tanto en la educación que le dan los padres y los maestros a los chicos como el trato de los jefes a sus empleados en las empresas.

Los desarrolladores entendieron el mensaje de los especialistas y, en vez de castigar a un jugador quitándole una vida y haciéndole comenzar de nuevo, lo felicitan por cada posta a la que llega, le dan más y más cosas (combos, puntos, frutas, lo que sea) y le permiten acceder a mapas especiales, armas exclusivas, etc. Los mejores ejemplos se pueden ver en los juegos para smartphones en donde, claramente, los productores buscan mantener cautivos a los jugadores la mayor cantidad de tiempo y hacerlos volver. Si un jugador muere a los pocos minutos de iniciado el juego, probablemente se frustre y lo abandone para siempre.

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En definitiva, la comprensión psicológica del gamer, la abundancia de opciones (tanto de productoras como de plataformas), el límite de tiempo, el avance tecnológico (que se observa en los gráficos y sonidos) y el acercamiento hacia la narrativa de película han alterado la dificultad promedio de los videojuegos, lo que no quiere decir que no existan todavía varios títulos complicados y desafiantes. Cada uno optará por cuáles prefiere.

El gran duelo que pueden plantearse en los hogares y contarnos cómo les resultó es el siguiente: poniendo un juego de plataformas de los 80 o 90 a un niño (digamos, 10 años) y luego a un grande (digamos, 40 años), ¿quién creen que tardaría menos en dominarlo?