Cuando se anunció que Bob Dylan era el ganador del Premio Nobel de Literatura 2016, los literatos encendieron la polémica. Después de todo, Dylan era un músico, un cantautor, sí, pero no había escrito un libro en su vida. Aquello parecía una atrocidad. La situación se hizo más tensa cuando al propio Dylan parecía no importarle el galardón. No se pronunció durante semanas y ni siquiera acudió a la ceremonia.
Los nobeles de literatura más controversiales

Controversia es una palabra que queda pequeña ante lo que generó la actitud del cantante. Pero Dylan no ha sido el único en estar en el ojo del huracán por un Premio Nobel de Literatura. Es uno más del montón, otro que simplemente no fue recibido con beneplácito por la audiencia que, a la par, discute que mejores exponentes literarios han sido ignorados por la Academia sueca.
Mario Vargas Llosa (2010)
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— C España 🇪🇸 (@CedeEspana) October 24, 2017
“Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida.”
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El autor de La fiesta del chivo, La ciudad y los perros y Travesuras de la niña mala fue galardonado en 2010, algo no muy aplaudido por los amantes de la literatura y, claro, sus detractores políticos. Señalaban a Vargas Llosa por estar más inmiscuido en la política derechista que en las letras y lo apodaron como « rey de las controversias».
Thomas Mann (1929)

Galardonado en 1929, se criticó que el autor no fuera laureado por su último libro, La montaña mágica, publicado en 1924, sino por Los Buddenbrook, su ópera prima publicada 28 años antes. Los detractores alegaron que, por ese motivo, la distinción llegó tarde y la Academia respondió asegurando que la novela «Ha ganado un reconocimiento cada vez mayor como una de las obras clásicas de la literatura contemporánea».
Herta Müller (2009)
Se tildó a la Academia sueca de eurocentrista por la elección de Herta Müller en 2009. ¿El motivo? La autora no era conocida en América.
Elfriede Jelinek (2004)
«Una masa de texto sin el menor rastro de estructura artística». Así calificó Knut Ahnlund, un prestigioso literato sueco y entonces miembro de la Academia, el trabajo de Elfriede Jelinek, la austriaca que se llevó el galardón en 2004. Su premio lo llevó a renunciar a su puesto, alegando que la elección le había hecho un «daño irreparable» a la reputación del laurel, que, para colmo de males, tuvo una ceremonia con una ganadora ausente. Jelinek alegó sufrir agorafobia y dijo que, en consecuencia, aceptaría el premio mediante un video.
Boris Pasternak (1958)
El autor de Doctor Zhivago se vio obligado a rechazar el galardón por exigencia de la Unión Soviética: si acudía a Estocolmo, no podría regresar a casa. Pasados 29 años de la muerte de Pasternak, su hijo pudo recoger el premio.
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Dario Fo (1997)
Tal y como ocurrió con Dylan, el premio a Fo fue considerado como un insulto para los literatos, quienes lo consideraban un artista en lugar de un hombre de letras, pues Fo era comediante y escritor de obras de teatro. Fo no se quedó callado y en la ceremonia leyó un discurso titulado: « Contra los bufones que demandan e insultan».
Jean-Paul Sartre (1964)
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— Jean-paul Sartre (@sartre_gsd) November 3, 2017
El filósofo francés declinó su galardón alegando que «un escritor no debería permitirse ser convertido en una institución» al aceptar el honor. Algunos rumores aseguran que, aun así, pidió que le entregaran el dinero, algo que nadie ha confirmado.
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