Las nuevas generaciones conocen el potencial de YouTube y el entretenimiento online en general. Desean —ya desde muy temprano— convertirse en LA estrella de las redes y ganar así populariadad, fortuna y reconocimiento. Pero, ¿qué es lo que diferencia esta plataforma de cualquier otra vista en el pasado (no olvidemos que el deseo de fama siempre ha existido)? La respuesta es simple: su accesibilidad.
Google demanda más de 100 mil dólares por concepto de publicidad... a un niño de 10 años

Google es muy accesible (demasiado accesible, diría yo), cualquier entusiasta emprendedor del entretenimiento puede monetizar sus videos e insertar publicidad casi sin ningún tipo de obstáculo, y si no me crees solo basta con analizar lo que sucedió con este niño de Alicante, España.
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Un pequeño de 10 años (con la ayuda de un amigo de 15) decidió abrir un canal de YouTube vinculado a una página web sobre música —creada por ellos—. Hasta ahí todo bien, quizá suena como una clásica aventura de niños 2.0, pero lo curioso de este relato es que en vez de hacerse una cuenta básica de YouTube, crearon una de Adwords, el servicio de publicidad pagada de Google.
Para acceder a este servicio el joven necesitaba los siguientes requisitos: cuenta de correo electrónico, el número de una cuenta corriente y el sitio web a promocionar. El niño dio los datos de su cartilla de ahorros.
Pasado el tiempo las facturas comenzaron a acumularse en su cuenta, y en menos de una semana las sumas alcanzaban los 78 mil euros. El niño no se alarmó en ningún momento al ver tales cifras, todo lo contrario, se alegró en gran manera al pensar que eran sus ganancias; es más, el niño declaró a sus padres que iba a comprar «un montón de cosas con el dinero que ganaba en internet, incluida una mansión».

«Pensé que era cosa de niños», dijo la madre al principio, aunque luego de asesorarse un poco más con el informático más confiable de la ciudad, se dio cuenta de la gravedad del asunto.
La familia (de escasos recursos económicos) no podría hacerse cargo de una deuda que superaba los 100 mil euros, por lo que luego de un poco de investigación (y sentido común) por parte de YouTube, la empresa declaró: «Hemos analizado este caso y no hemos recibido dinero por parte de este usuario. Vamos a proceder a cancelar el saldo pendiente de AdWords».
Afortunadamente, la situación pudo ser revertida, pero bien podría haberse convertido en una tragedia económica de importancia debido a las frágiles políticas de reestricción que el gigante de Internet maneja por aquellos lugares.
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