Como cuando te gustan dos personas y te sientes bien galán, pero por querer abarcar mucho al final no se puede nada con ninguna y te quedas igual de solo que al principio. Eso es quedarte como el perro de las dos tortas. Seguro es un refrán que ya conocías y hasta has usado, pero ¿sabes qué significa o de dónde salió?
Este es el origen de la frase "me quedé como el perro de las dos tortas"

El perro de las dos tortas viene de una fábula de Esopo, igual que la de la liebre y la tortuga. En esta historia un perro va feliz por la vida cargando un pedazo de carne (en otras versiones es un hueso, pero da lo mismo) en su hocico. Cuando el perro ve su reflejo en un río observa a "otro perro" que carga una carne más grande que la de él, por lo que suelta la suya para quitarle su botín al "otro perro".
Su carne cae al río y el pobre perro se queda sin nada. La moraleja es que no debemos ser avariciosos, que debemos estar alertas ante las falsas ilusiones y que no debemos desear lo ajeno (cuánta sabiduría en tan pocas palabras). Por eso usamos esta frase cuando salimos perdiendo por avorazados.

El cambio de la carne por las tortas no se sabe con exactitud por qué pasó. Es probable que haya sido una mexicanización de la fábula. Además, la lección te marca más cuando lo que se cayó al río fue una torta. ¿Un hueso qué? Una torta perdida sí duele de verdad.
Te recomendamos: Esta son 13 frases que toda mamá mexicana dice (y que no sabemos dónde las aprenden)






