En medio de la devastación, los jóvenes sirios se las ingenian para salvar los libros de las bombas y tienes que verlo

No todas las noticias que llegan de Siria son malas. Esta es una admirable y reconfortante.

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Jazmines bajo fuego

Damasco, la « Ciudad del Jazmín» es una de las joyas más antiguas de la humanidad. En su centro histórico, monumentos como la Gran Mezquita, la Puerta del Paraíso, el Templo de Júpiter y la Tumba de Saladino, están en peligro por la guerra civil que se libra en ese país desde 2011. A solo 8 kilómetros del centro de Damasco se encuentra la localidad de Daraya, uno de los lugares más castigados por la guerra.

El pasado mes de abril, la organización Amnistía Internacional denunció la indiscriminada utilización de bombas de barril por parte de las fuerzas gubernamentales contra los rebeldes atrincherados en el lugar. El saldo ha sido el de cientos de muertos e invalorable patrimonio destruido, entre ellos los libros de bibliotecas y hogares.

Rebuscando en las ruinas

Imagen Thinkstock

Estas atrocidades contra el acervo escrito en una ciudad que ha producido textos imperecederos para la cultura universal, motivaron a un grupo de jóvenes de Daraya a emprender un hermoso proyecto: la construcción de una biblioteca subterránea donde proteger las obras e incluso leer por encima del ruido de las balas y de las bombas.

Los jóvenes, la mayoría universitarios, se quedaron sin casas de estudio cuando estas quedaron destruidas o sus profesores muertos o emigrados como consecuencia de la guerra.

Negándose a permanecer impasibles, los chicos se organizaron y empezaron a rebuscar entre los escombros de las casas y bibliotecas derribadas, los libros que se habían salvado de la devastación

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Libros vencedores

Los jóvenes fueron reuniendo los libros en sus casas y en otros sitios de la superficie, pero pronto se dieron cuenta de que necesitaban de un lugar más seguro.

Lo que comenzó en un sótano relativamente a salvo, solo con la idea de proteger los libros, ya acumula más de 11000 volúmenes y mesas y sillas fueron llegando para que la gente se sentara un rato a leer.

Su cabeza más visible, Abu Malek, dice que es una forma constructiva de espantar el temor en una ciudad en guerra.

Los libros están en realidad a título de «préstamo de salvación» ya que los chicos van anotando las direcciones de donde son rescatados con la intención de devolverlos a sus dueños cuando llegue la paz.

Muchos propietarios no podrán reclamar la devolución, pero algo valioso de ellos reinará sobre las ruinas, gracias a estos inteligentes y valientes jóvenes.