El histórico robo de La Gioconda y el argentino detrás del increíble plan

Podría tratarse de la trama de una película o de alguna novela, pero no, fue un hecho real: el argentino  Eduardo Valfierno fue el autor intelectual del robo a la Mona Lisa perpetuado el 21 de agosto de 1911.

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¿Cómo lo hizo?

Valfierno se hacía llamar marqués y llegó a París en 1910 con el plan de cometer el robo del siglo y hacerse millonario.

En Argentina y en toda América ya había vendido obras de arte a coleccionistas catalogándolas como “robadas” gracias a Yves Chaudron, un falsificador de arte que se encargaba de copiar a la perfección los cuadros.

Juntos planearon el robo maestro de La Gioconda: el plan consistía en que Chaudron realizara 6 copias exactas de la obra de Leonardo Da Vinci, y Valfierno, por su parte, debía encargarse de encontrar posibles compradores para el cuadro.

Solo les faltaba encontrar a alguien que fuera capaz de descolgar el cuadro más famoso del mundo, sacarlo del Museo del Louvre donde se exhibía La Gioconda sin que nadie se diera cuenta y esconderlo ¡Y lo lograron! Al toparse con el carpintero del museo Vincenzo Peruggia.

Valfierno le prometió una millonaria suma de dinero al carpintero, pero logró convencerlo definitivamente al asegurarle que iban a restituir a la Mona Lisa a su tierra de origen, de donde había sido robada por Napoleón Bonaparte (Peruggia no sabía que el cuadro fue entregado por el mismo Da Vinci al Rey Francisco I).

Imagen Wikimedia Commons

El robo a La Gioconda

En la mañana del lunes 21 de agosto de 1911, el carpintero Vincenzo Peruggia entró en el Museo del Louvre, llegó hasta la sala donde se exhibía la Mona Lisa, descolgó el cuadro, separó el marco de la pintura y del vidrio que lo protegía, se guardó a la Gioconda bajo el delantal, paseó por el museo sin toparse con guardias de seguridad, salió a la calle y se fue a su casa.

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Como el museo había inaugurado un estudio fotográfico y La Gioconda era una de las obras más solicitadas para fotografiar, su ausencia no llamó la atención del personal de seguridad y recién un día después comenzaron a alarmarse.

La noticia del robo en el Louvre recorrió todo el mundo y eso era exactamente lo que quería el argentino: a él no le importaba el cuadro, ya que el solo quería vender las copias que su socio había hecho, razón por lo que nunca se contactó con el carpintero.

Vendió las copias a 6 copias, obteniendo una fortuna de entre 30 y 60 millones de dólares.

Peruggia por su parte, conservó en su departamento la famosa obra de arte hasta el 22 de diciembre de 1913, fecha en la que se encontró con un posible comprador de la Mona Lisa. El interesado al observar que se trataba de la obra real, llamó a las autoridades policiales que detuvieron al carpintero. Estuvo preso por solo 7 meses.

El 4 de enero de 1914 la Mona Lisa ya volvía a sonreír desde el Museo del Louvre.

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Imagen Thinkstock

Valfierno fue el autor intelectual de uno de los  robos más grandes de la historia y además vendió las falsificaciones a 6 compradores por un precio millonario. Se desconocía el origen de su fortuna y su rol en semejante plan.

Sediento de fama y avaricia, Valfierno le confesó el robo al periodista Karl Decker, brindando  todos los detalles del plan, con la única condición de que se revelara la verdad solo una vez que él se hubiese muerto para convertirse finalmente en una leyenda.

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Y así fue: a más de un siglo de lo ocurrido, Eduardo Valfierno continúa siendo el autor de uno de los robos de arte más grandes del mundo.

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