Descubre Cabo Reinga, la sagrada puerta maorí donde la vida y la muerte se encuentran

Hoy te queremos llevar hasta un lugar remoto y misterioso en el extremo norte de Nueva Zelanda y conocido por todos los maorís por una curiosa peculiaridad: este es el lugar sagrado en el que los espíritus de los hombres trascienden al inframundo: Bienvenido a Cabo Reinga.

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Coronado por un impoluto faro que mira al mar, el cabo se sitúa en el extremo superior de la isla norte de Nueva Zelanda. Su emplazamiento marca el lugar en el que se encuentran el Mar de Tasmania desde el oeste y el océano Pacífico que entra por el este. El choque de las dos diferentes corrientes crea desequilibrio en las aguas, poderosas olas y embravecidas mareas que dotan de un mayor misticismo al lugar, si cabe.

El Cabo Reinga es de fácil acceso por carretera estatal. Luego a pie, un pequeño sendero conduce hasta el punto exacto donde se respira la magia y la espiritualidad y es que algo especial se percibe en el ambiente.

Este paraje, ha tenido un profundo significado religioso desde tiempos inmemoriales para toda la cultura maorí y es que según la creencia, Cabo Reinga es la puerta al otro mundo. Todo espíritu de un maorí que abandonde el cuerpo tras la muerte, tiene que emprender un viaje hasta el cabo donde hallará la puerta que lo conducirá al mundo de los muertos.

De hecho el nombre Reinga es una palabra maorí que significa inframundo. También es conocido el lugar con un segundo nombre muy siginificativo:  Te Rerenga Wairua que en maorí significa lugar del que despegan los espíritus.

Desde la punta del cabo, el espíritu del hombre debe saltar al vacío para engancharse a las raíces del árbol místico de 800 años por las que trepará para iniciar su viaje hacia el mundo de los muertos  Hawaiiki-a-nui.

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Siguiendo el sendero de los espíritus, efectuará una última parada en las Islas de los Tres Reyes para mirar atrás, hacia las islas de los hombres y despedirse de su anterior vida como mortal para siempre. Después estará listo para continuar con su camino hasta encontrar la paz y el descanso en el otro mundo. 

A pesar de que un gran sector de la población se convirtió al cristianismo, este lugar sigue siendo representante de una tradición religiosa local de bella mitología que con suerte, nunca desaparecerá del todo porque forma parte de la creencia y cultura tradicional maorí.

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