La industria de los videojuegos ha crecido tanto que hoy, a diferencia de hace 20 años, es mucho más común escuchar a adultos y mujeres decir que juegan videojuegos con cierta regularidad. En el pasado algunos veían esta actividad como una pérdida de tiempo, lo que llevaba a los jugadores a esconderse o realizar todo tipo de cosas ridículas para poder jugar.
5 cosas ridículas que todo gamer ha hecho para poder jugar

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Te contamos las 5 cosas más ridículas que hicimos para poder jugar tranquilos hace algunos años.

5. Evitar las salidas nocturnas
Cuando tus compañeros de escuela te invitaban a una salida un sábado a la noche, pero tú querías quedarte metido en un videojuego nuevo, lo más sencillo era mentir. Si decías que deseabas quedarte con tu juego no todos lo iban a entender, por eso lo mejor era inventar que justo esa noche tenías un compromiso, o debías quedarte en casa estudiando.
Por supuesto que a tus amigos de verdad les decías el motivo, pero a los conocidos que no sabían demasiado de tu vida era mejor mentirles y dejar abierta la posibilidad de salir en otra ocasión. ¿No recuerdas cuándo fue la última vez que mentiste para poder jugar tranquilo, sin sentirte culpable por no estar divirtiéndote con amigos?

4. Mentir sobre la naturaleza del videojuego
Había una época en la que los padres se preocupaban, y mucho, por el contenido de los videojuegos. Hoy todo está mejor catalogado y es más simple evitar juegos inapropiados para los más pequeños. Pero cuando recién salieron Resident Evil, Carmageddon o Mortal Kombat, lo más sencillo era mentirle a nuestros padres y mostrarles otro juego, o directamente contarles una versión que nada tenía que ver con el juego original.
Un clásico era “ Mortal Kombat es simplemente un juego de pelea como Karate Kid, pero con diferentes personajes, mamá. No te preocupes. No es más violento que una pelea de box”.

3. Escaparte a lo de un amigo a jugar
Si la mentira no funcionaba y aún así querías jugar a ese título, la otra opción era visitar a un amigo que lo tuviera. Obviamente que no le ibas a contar a nadie que ibas porque podías jugar ese título que no te dejaban en otro lado. Hoy muchos de nosotros ya estamos grandes y no necesitamos realizar esas tretas para poder jugar, pero aún es un recuerdo un tanto inocente y ridículo sobre lo que había que hacer para jugar.

2. Hacer guías y mapas a mano
En juegos extremadamente difíciles, y en tiempos donde no existía Internet y las computadoras recién empezaban a ser accesibles para la mayor parte de la gente, sortear los calabozos más difíciles o encontrar el camino a una determinada ciudad podía ser muy complejo.
Por eso podíamos pasar horas jugando y copiando a mano mapas propios sobre cada videojuego. Así nos asegurábamos que, en caso de perder, sabríamos qué camino volver a tomar. En algunos videojuegos esto, además de ridículo, era imprescindible porque de lo contrario la siguiente vez que jugáramos perderíamos horas para hallar el camino correcto.

1. Despertarte temprano para jugar más rato
Esta es propia de gente que tiene hermanos. Cuando a ti te gustaba un tipo de juegos y a tu hermano otro, y había que repartirse el tiempo disponible frente al televisor para jugar, muchos optábamos por despertarnos temprano los fines de semana y aprovechar más horas de juego.
Claro que esto también suponía sus riesgos: papá y mamá podían despertarse temprano y retarte por hacer ruido desde muy temprano, o quizás tu hermano tuvo la misma idea y al final solamente se adelantó la hora de la pelea por el control de la consola.
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Se trata de cosas ridículas pero a la vez tiernas que hemos hecho para poder jugar. Principalmente hace unos años, cuando los videojuegos no estaban tan extendidos y quizás nuestra edad no era la suficiente para comprarnos nuestra propia consola y decidir cómo y cuándo jugar.









