True Detective: Infiltración [Crítica 1x04]

Justo en el ecuador de esta breve temporada, True Detective mete la quinta marcha en un episodio frenético y con un ritmo muy dispar del que marcaba en sus inicios.

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La estructura novelesca de la serie ha dividido la narración en tres partes: presentación de los personajes, desarrollo y vicisitudes del caso y un cierre que relacione las dos etapas temporales que nos han presentado. Tras este espectacular Who goes there, nos encontramos a un paso de la recta final y de la resolución de este majestuoso puzle que Nic Pizzolato ha construido.

Guión preciso

Por si no puede quedar más claro, True Detective no es una serie policíaca al uso. Uno de sus factores más diferenciales con respecto a otras producciones de este género es que la resolución del caso principal no tiene apenas importancia. La identidad del asesino no es una de las bazas que los guionistas desean potenciar, ya que hasta el momento no se han establecido suficientes sospechosos como para despertar intriga y expectación entre la audiencia.

Hay un esfuerzo concienciado por evitar cabriolas y trampas de guión que puedan provocar incoherencias o lagunas argumentales. La complejidad y profundidad es el punto fuerte de la serie, pero si no se trata con la seriedad suficiente puede acabar deviniendo en un producto tramposo. Es por ello que me niego rotundamente a escuchar las voces que sugieren un posible giro dexteriano en el personaje de Rust ( Matthew McConaughey). Como ya dije en el anterior review, un recurso tan trillado sería indigno de una serie tan bien compuesta y planificada.

Fachadas

Ambos personajes tienen construida una fachada para no mostrar al mundo sus diablos interiores. Marty ( Woody Harrelson), bajo su apariencia sociable y afable, se encuentra un hombre violento y obsesivo, que es capaz de amenazar a punta de pistola a un sospechoso para conseguir una confesión. Rust es otro tipo de animal: nihilista y poco apegado a la condición humana, muestra indiferencia ante cualquier afecto o socialización, pero en el fondo es el personaje más dañado y débil.

Imagen HBO

Al llegar a casa tras otra noche de borrachera, Marty se encuentra una carta de despedida de su mujer, provocándole una explosión de furia que solo puede aplacar un hábil Rust, que le insta seguir el caso y olvidar sus penurias familiares. Quizás la trama acaba encaminando otros derroteros, pero sigo pensando que hay una conexión entre Lisa ( Alexandra Daddario) y Rust, que puede resultar fundamental en la recta final.

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Infiltración

Al conocer un contacto del sospechoso principal por sus años en narcóticos, Rust decide infiltrarse en su banda de drogas y así aproximarse al susodicho. Las cosas se complican y se ve envuelto en una redada, sin ningún apoyo exterior y bajo la influencia de la heroína ingerida durante el proceso de infiltración.

Ciertamente es un arco de transición que podría parecer que ralentiza la trama, pero está dirigido con tal intensidad y maestría que consigue dejarte sin respiración. Son seis minutos ininterrumpidos de toma, en los que no hay montajes ni ediciones. Tan solo una cámara que sigue constantemente a Cohle, moviéndose de un lugar a otro, tratando de evitar todos los peligros que van asolando de las esquinas más insospechadas. Una auténtica genialidad.

Imagen HBO

Tras un poderoso inicio, la serie se encuentra en una situación incógnita, pues su etapa final tiene muchos flacos abiertos, tanto en lo que respecta la dinámica de los dos detectives como las razones que les llevan a ser interrogados quince años después. Pero Nic Pizzolatto nos ha dado motivos suficientes para confiar en su historia y esperar un desenlace de acuerdo al potencial que recaba su inicio.

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