The Walking Dead: un nuevo mundo [Crítica 4x05]

Imagen AMC Networks

Internment, el nuevo episodio de la temporada 4 de The Walking Dead, es una muestra clara de lo profundo que ha sido el desarrollo de los personajes a lo largo de la serie. El capítulo no escatima en horror, accion y suspenso; pero no se queda solo en eso, Channing Powell también nos muestra un guión sólido y dramático que ahonda en lo existencial.

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Sangre, sudor y tos

La zona de cuarentena se encuentra al borde del colapso en tanto el virus se sigue expandiendo y cobrando víctimas. Esto es oportunamente aprovechado David Boyd para transmitir a través de las imágenes una sensación de intranquilidad y constante amenaza de que lo peor puede suceder en cualquier momento. Este recurso del peligro latente es una de las tradiciones más antiguas del suspense, solo basta con recordar clásicos como Jaws o Psicosis para comprender lo que hace al arte del clímax tan rentable en este género.

En Internment no hay tiburones, pero si caminantes y personajes a media conversión. Todo en una carrera frenética contra el tiempo, donde la ambientación sonora juega un papel fundamental para inducir a la tensión en la audiencia… y vaya si lo logra.

Imagen AMC Networks

Lágrimas

Este nuevo episodio está enfocado en dos personajes: Hershel ( Scott Wilson) y Carl ( Chandler Riggs). Es a través de sus acciones y diálogos que la narración se desarrolla en un sentido más profundo. Los intentos de Rick ( Andrew Lincoln) por preservar la inocencia de Carl se ven finalmente frustrados al contemplar cómo su pequeño hijo ya es capaz de manejar un arma de fuego a nivel sanguinario. No hay lugar para la infancia en este nuevo mundo.

Hershel es el otro contrapunto del argumento. Desde los tiempos de la granja que se muestra como un personaje de fé inquebrantable y recto sentido moral. En Internment lo vemos en su faceta más cristiana arriesgando su vida en pos de socorrer al prójimo.

Imagen AMC Networks

No obstante, el final es tan devastador que hace ver al cliffhanger del gobernador como una niñería. Como si se tratara de una catarsis griega, la conjunción del llanto de Hershel con la música de fondo deriva en la mejor escena de todo el episodio, un cierre perfecto para un gran capítulo. En este nuevo mundo tampoco hay lugar para la fé.

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Como ya mencionamos, el final muestra la aparición del gobernador luego de varios capítulos. La discusión sobre la conveniencia de retomar a este personaje será analizada en la próxima crítica.

Puntaje 8/10. Un gran episodio cargado de acción, suspenso y drama. ¿Qué más se puede pedir?