Claimed, el nuevo episodio de la cuarta temporada de The Walking Dead, fue uno de esos capítulos particularmente esperados por los lectores del cómic, en tanto nos presenta personajes tan importantes en este formato como Abraham ( Michael Cudlitz), Rosita ( Christian Serratos) y Eugene Porter ( Josh McDermitt). Al igual de lo que veníamos viendo en episodios anteriores el argumento se divide en dos, y hasta tres, escenarios: el grupo de Abraham, Rick, Carl y Michonne; cada uno jugará su rol en el episodio.
The Walking Dead: los horrores del prime time [Crítica 4x11]



¡No entres ahí!
Sin dudas, lo mejor del episodio radicó en las secuencias de Rick, Carl y Michonne, que mantuvo a los espectadores al borde del ataque cardíaco. El director de este capítulo, Seith Mann, demostró conocer al dedillo el abc del suspense, apelando a la tensión en las escenas de Rick ( Andrew Lincoln) escondido bajo la cama y Michonne ( Danai Gurira) investigando las habitaciones infantiles.
¡Qué momento el de Michonne!, como para verlo nuevamente y prestar atención a cada uno de los detalles que edifican esta magnífica secuencia con reminiscencias a Jaws de Spielberg por un lado (¿dónde está el tiburón) y el más puro sadismo de El Resplandor de Kubrick por el otro. El mitema (porción irreductible de un mito) de lo infantil conjugado al gore sigue rindiendo sus frutos, y Seith Mann lo demuestra con esta escena.

La sensualidad en el apocalipsis
The Walking Dead es una serie que resulta atractiva al público porque nos permite visitar esa ficción del fin del mundo, ese lugar donde las reglas han cambiado y todo está permitido. No hay alegría en el Apocalipsis, hay poco lugar para separar lo correcto de lo incorrecto. La ruptura del tabú debería ser la esencia argumental de la serie, como lo es en el cómic.
Sin embargo, debido a las reglas del mercado del prime time (horario estelar), los encargados de llevar adelante la serie han tenido que ajustarse a ciertos parámetros que sesgan bastante la estética original del cómic. El ejemplo más claro es la reducción hasta lo imperceptible de los vínculos entre individuos del mismo sexo, algo muy común en el cómic pero que en la serie televisiva está más que censurado, apenas se sugiere en situaciones muy puntuales. Se supone que es el Apocalipsis, las viejas convenciones sociales ya casi no existen, ¿no?, sobre todo lo relacionado a los vínculos sexuales.
Estas intromisiones del mercadeo en el universo ficticio de la serie distorsionan en el pacto de ficción que el espectador hace implícitamente con la pantalla. claro que por costumbre uno puede terminar aceptando la imposición de los tabús sexuales y hasta el menor nivel de sadismo, sobre todo teniendo en cuenta que el producto no está pensado para los seguidores del cómic. Pero lo que sí salta a la vista y arruina la estética de la serie lograda hasta el momento es la adaptación de Rosita Espinosa a la TV. Las consecuencias de incluir un personaje de semejante porte sexual explícito no sólo desentonan con el panorama general sino que además evidencian demasiado la intención de los productores por buscar un gancho de sex appeal con la audiencia.
Este es quizás el punto más reprochable del episodio y la cuarta temporada en general.
Puntaje 7/10: Claimed muestra grandes picos de tensión y clímax, una receta por demás efectiva para un género televisivo que cada vez gana más adeptos dentro de la audiencia del horario estelar.






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