Supernatural: Prevenir antes que curar [Crítica 9x02]

Pasado el momento y la locura porque Supernatural volvió, porque tus hermanos favoritos volvieron, porque el ángel caído (varias veces) volvió, porque Bobby (Jim Beaver) puede volver y todo lo que la serie despierta, basicamente, volvió. Te sientas tranquilo y te encuentras con la nueva temporada.

Un poco veniamos diciéndolo en la crítica anterior, entendemos más o menos de qué va a ir a temporada 9 de Supernatural,  pero creo que es en este capítulo en el que tenemos la imagen completa y, dejenme decirlo: ¡Qué imagen!

Va cayendo gente al baile

En este momento tenemos, por un lado, a Castiel ( Misha Collins) intentando no sólo sobrevivir a aquellos ángeles enojados, sino también buscando ayudar a aquellos perdidos que necesitan un cuerpo y un guía. Y, por otro lado, a los hermanos Wintchester buscando solucionar este temita de los ángeles caídos, la recuperación de Sam ( Jared Padalecki) (con Ezekiel metido por ahí) es en este episodio que se vuelve un problema aún mayor: los demonios se están organizando alrededor de quien pretende ser la reina y tomar la tierra por asalto. Si, hablamos de ella, la hermosa y temerosa Abaddon.

Creo que una de las cosas que más me gusta de esta serie es cómo saben manejar las diferentes tramas sin pisarse ni quitar importancia. Sin duda todos sabemos que Castiel anda por allí experimentando su nuevo cuerpo y necesidades, pero este episodio se centró en la re-introducción de Abaddon y cómo Dean va a manejar el tema de Ezekiel y Sam.

Mi sospecha es que Abaddon va a descubrir qué está pasando y va a ser ella quien se lo diga a Sam, generando una nueva discusión entre los hermanos. Pero, recordemos, que Sam tiene el poder de liberarse de Ezekiel y eso tiene muy malas consecuencias, dado que aún está débil y podría morir.

Grité de la emoción cuando vi las alas de Ezekiel desplegandose en la sombra. Pero eran alas esqueleticas y eso aún gira en mi cabeza.

¡Oh tú! Siempre el alma de la fiesta

Adoro cómo Supernatural aprendió a reirse de sí mismoa y hacer de cada episodio una pequeña fiesta. Cuando entran al barrio contaminado y Dean (buscando protegerse de la radiación) se tapa sus genitales con la mano y nos dice "Mal no hace", estallé de la risa y pensé "Ese es mi Dean".

Son tan auténticos y bien construidos los personajes que, te guste más o menos cada temporada, no pierden ese color que tenían. Probablemente Dean nunca vaya a tener hijos... pero él tiene que proteger lo que lo hace Dean y no Sam: su masculinidad, virilidad... esa cosa de "ser macho", que una mano puede proteger frente a todo un barrio contaminado.

Puntaje 8/10. Continuamos con los episodios de introducción y estamos aprendiendo a ver dónde nos llevan nuestros cazadores. Sin duda nos ofrecieron momentos de fanatismo y gritos, como de sensibilidad y unas cuantas risas. Quiero ver más, que llegue el martes y poder ver cada uno de los pasos que estos muchachos dan. A ustedes... ¿No les pasa lo mismo?