El estreno de Penny Dreadful fue una grata sorpresa para los fanáticos de las series de terror. La impecable puesta en escena del español J. A. Bayona dio un marco de alta calidad visual a una historia que recién está empezando y, en honor a la verdad, lo visto hasta el momento no destaca por su originalidad.
Penny Dreadful: autopsia de una escena

Lo mejor para el final
Sin embargo, en los minutos finales, Penny Dreadful esconde una verdadera joya. A lo largo del capítulo se fueron presentando los personajes más importantes de la trama. Unos de los últimos en aparecer es un joven forense obsesionado con los misterios del cuerpo humano. Sus largas ojeras delatan cientos de horas de luz artificial en la mesa de autopsias. Gracias a la campaña publicitaria y a la premisa misma de la serie, es simple adivinar que es Victor Frankenstein ( Harry Treadaway).
En esa época de esplendor victoriano, cuando los ferrocarriles ingleses llegaban a las regiones más exóticas del mundo para el placer de exploradores y científicos, Frankenstein deja en claro que su meta no es el mundo exterior, sino descubrir "el brillo que separa la vida de la muerte, más rápido que el aleteo de un murciélago, más hermoso que cualquier soneto", como le comenta a Sir Malcom Murray ( Timothy Dalton).
Ver También: Las mejores series de terror

La metáfora del "brillo" no es caprichosa. La electricidad, esa energía que los estadounidenses ya domesticaron por esa época (para envidia de Víctor), es el camino para rasgar el velo de la inmortalidad, según la extendida pseudo ciencia del Galvanismo, muy de moda cuando la joven Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo. Y este desafío a las leyes naturales de la vida que hace Víctor deja en claro su convencimiento de que la moral es secundaria en su misión.
It´s alive!
Bajo este manto teórico John Logan, el único guionista y creador de la serie, plantea al personaje más interesante de Penny Dreadful. Y con ese conocimiento previo, Bayona monta una escena reproducida infinidad de veces en el cine y la televisión, pero que se acerca más que nunca al espíritu filosófico de la novela: la génesis de la criatura.
En los minutos finales del piloto, vemos cómo Victor ingresa a su laboratorio en una noche tormentosa. Tiene un ingenio eléctrico que ilumina el cuarto enseguida, contrastando con las anteriores escenas nocturnas iluminadas por velas. En el medio del lugar, en una bañera llena de hielo, reposa un cadáver desnudo e inerte, surcado por cicatrices forenses. Por su cuerpo circulan pequeños destellos ("brillos") de electricidad.
En este punto la electricidad falla, y Bayona inteligentemente decide posicionar a Víctor de espaldas al engendro mientras repara el generador. Porque si bien el espectador sabe que el cuerpo va a revivir, no queda claro cuándo ni cómo. Un acierto del director, que siguiendo los preceptos hitchcockianos decide hacer cómplice al público por sobre el personaje, elevando considerablemente la tensión de la escena.
La cámara nunca se desprende de los movimientos de Victor, dejando al cadáver fuera de cuadro más de una vez. Cuando podemos lograr verlo de nuevo, solo está allí, inerte. Hasta que un rayo hace saltar los tapones. En ese instante, entramos en el terreno del horror más primigenio, el miedo a la oscuridad, a la muerte.
Ver También: 6 series de terror que deberías estar viendo

Víctor enciende una lámpara, y cuando decide volver al cuerpo un relámpago revela que ya no está allí. Nuevamente el director hace bien su trabajo y posa la cámara en el rostro de Víctor, tan aterrado como intrigado. El espectador solo tiene sus expresiones como guía dentro de la oscuridad.
Entonces llega el verdadero golpe de efecto, el estilo que transforma a una escena de terror "de manual" (en el buen sentido), en un momento soberbio. La figura del "monstruo" animado está desnuda sobre un rincón, observando la lluvia. Sin mostrar su rostro, cuando ve a Victor, se acerca con pasos torpes. Sus movimientos recuerdan tanto a los de un zombie como a los de un recién nacido. La criatura se acerca a la lámpara y muestra su cara. No expresa ira, ni terror, ni angustia, ni siquiera desamparo, revela incomprensión. No entiende qué es, por qué está allí, por qué su cuerpo está cubierto de dolorosas cicatrices, ni cómo debe reaccionar.
El que sí reacciona es el científico, quien no puede contener sus lágrimas. El monstruo, en un acto desesperado por comprenderse, recoge una lágrima y la pone sobre su mejilla. Y para sellar su pacto, Víctor le pregunta si lo entiende. La sonrisa agradecida y sorprendida del monstruo lo confirma, sabe que otro ser humano le está hablando. Entonces el científico se presenta: “Mi nombre es Víctor Frankenstein”. Fin.
La pregunta incómoda
Alejada del canon establecido por la película de 1931, la escena confronta al rostro “humano” del conocimiento sin escrúpulos con su creación, considerada el paso evolutivo de ciencia, pero que no es más que un adefesio artificial. La pregunta incómoda que sugiere la historia de Frankenstein en todas sus encarnaciones sigue siendo la misma: si es posible que ese ser dañado y vacío sea el futuro de la civilización. Y el interrogante mantiene una rigurosa vigencia, cuando en el mundo actual la ciencia recién asoma su cabeza en la clonación y solo posturas éticas y comerciales impiden la experimentación con humanos (si no es que ya comenzó clandestinamente).
Ahora solo queda ver el desarrollo de ambos personajes en la serie. Principalmente qué postura va a tomar John Logan con el personaje de la criatura, una hoja en blanco del ser humano. Si responderá al planteo de Hobbes, quien dice que somos malignos por naturaleza (“El hombre es el lobo del hombre”), o a los conceptos de Rousseau, para quien el hombre es bueno e inocente por naturaleza, lo que le corrompe es la sociedad. Teniendo en cuenta que convive en un universo donde Jack el destripador comenzó con su hobby, el destino de la criatura perfila bastante trágico.






![Green Book: emoción, amistad y una actuación de Viggo Mortensen que pide Oscar [Reseña]](/_next/image?url=https%3A%2F%2Fuvn-brightspot.s3.amazonaws.com%2Fassets%2Fvixes%2Fg%2Fgreen-book-6.jpg&w=1280&q=75)

