Se estrenó Man of Steel, una curiosa estrategia de marketing para titular el reinicio cinematográfico del primer superhéroe: Superman. Mucho se ha escrito sobre la importancia del personaje en el cultura popular, volviendo a cobrar una justa relevancia luego de pasar años opacado por Batman y los Avengers. Sin dudas, Man of Steel es el inicio de una de las sagas que van a guiar el destino de los blockbusters durante la siguiente década.
Man Of Steel de Zack Snyder: Crítica

Un nuevo mito
Warner Bros. y DC Comics volvieron a confiar en Christopher Nolan para este proyecto, quien se hizo cargo del guión junto a David Goyer (responsables de la saga de The Dark Knight), pero que desde un primer momento aclaró que no dirigiría la película, dejándole el lugar a Zack Snyder. Por eso no es extraño que el enfoque sobre Superman sea totalmente nuevo, algo similar a lo que sucedió con Batman.

Pese a tratarse de un personaje con una rica mitología, en Man Of Steel todo se plantea como si fuera la primera vez que suceden ciertos eventos. Por ejemplo toma relevancia Pete Ross, un personaje de tercera línea de los comics, y Jimmy Olsen (eterno sidekick) ni aparece. O que Lois Lane ( Amy Adams) sea incluida en la historia antes de que Clark pise el Daily Planet. En ese sentido, se nota la intención de crear un nuevo paradigma para las nuevas generaciones, aquellas que no crecieron con Christopher Reeves o los Super-Friends.
Potencia visual
Snyder descarga toda su artillería visual. Ya lo demuestra en la primer secuencia, donde muestra la decadencia de Kriptón por medio del golpe de estado que comanda el General Zod ( Michael Shannon, gran actor) y la resistencia que ofrece Jor-El ( Russell Crowe). Tal vez el único punto en común que hay con el Superman de Richard Donner.

Afortunadamente no se cuenta por enésima vez el descubrimiento de los poderes de Clark Kent ( Henry Cavill), sino que el relato se fragmenta incluyendo flashbacks de su niñez con la guía de Jonathan Kent ( Kevin Costner) a medida que se desarrolla la trama central.
Esto le permite a Snyder equilibrar la secuencias de acción con la historia de crecimiento del protagonista. Y hay que remarcar este aspecto, nunca se vio a un Superman tan poderoso, ni a ningún otro superhéroe. El concepto de " hombre de acero" es llevado al límite. Una pelea en particular, contra dos kriptonianos en medio de Smallville, es de una potencia nunca vista hasta ahora en la pantalla grande.
La coexistencia imposible
Lamentablemente Man of Steel adolece de las mismas faltas que The Dark Knight Rises. El guión "nolaniano" tiene fallas de lógica interna. A veces es confuso. El protagonista nunca logra generar empatía, pero, sobre todo, tiene un polémico punto de vista sobre la realidad.
Nolan le quita la capa "comiquera" al personaje y lo inserta en un mundo muy parecido al nuestro. Una buena muestra de ello es la Metrópolis, destrozada que remite inmediatamente al World Trade Center del 9/11.

Y por eso es preocupante el mensaje que deja, nada inocente, sino más bien remarcado con trazo grueso. Los kriptonianos, los "de afuera", son malvados. No es posible coexistir, solo un pueblo subsistirá a costa de la destrucción del otro, a cualquier precio. (Spolier) Superman (cuya S, irónicamente, significa "esperanza" en la película), termina asesinando a Zod en nombre de Estados Unidos. Porque como él mismo dice al destacar que es de Kansas "¿Hay algo más norteamericano?".
Man of Steel es tan interesante estéticamente como polémica desde su postura ideológica, pero no logra convertirse en "el clásico" que prentedía (y se merecía) ser.








