Habiendo transcurrido 8 episodios de The Following y, si se siguió la serie hasta aquí, es evidente que ya no cabe demandar, y ni siquiera esperar, que la serie comience a desplegar virtudes que nunca se preocupó por tener.
La casa de Roderick en The Following [Crítica 1x08]

Uno puede sostener que The Following carece de consistencia en la construcción de la trama, que abusa de recursos que ya no sorprenden, que las soluciones a los conflictos son burdas e injustificadas o que los personajes son ocasionalmente ridículos, pero evitar estos defectos es algo que no parece preocupar a los guionistas, ya que estas fallas están subordinadas a un propósito mayor y es que la serie sea impactante, violenta y estremecedora. Y es algo igualmente válido.
Si bien sería preferible que se intentara llegar a dicho propósito mediante otros métodos, que aporten cierto significado o algo de sustancia a la simple violencia o al intento de impactar a la audiencia, The Following tiene un propósito claro y ya, después de 8 episodios, no tiene sentido seguir centrándose en los mismos aspectos que no funcionan, sino más bien aceptar la propuesta tal y como está planteada. Es eso o dejar de verla. Y lo cierto es que me resulta entretenida.
La importancia del olvido
Teniendo en cuenta todo esto, olvidemos que el culto parece más bien ridículo antes que siniestro, aunque sea más hábil e inteligente que el conjunto de todos los policías y estén infiltrados en todos los sitios posibles desde hace muchos años, operando con el objetivo último de reunir a Joe ( James Purefoy) con su ex esposa Claire ( Natalie Zea) y su hijo Joey ( Kyle Catlett).

O al menos eso parece por el momento, según lo ha dicho Joe en este episodio, aunque seguramente otro de los propósitos sea hacerla la vida imposible a Ryan Hardy ( Kevin Bacon), justamente por haber tenido una relación con Claire.
Olvidemos también la improbable ineptitud del FBI, sus ridículas luchas internas y el absurdo de que 5 personas a cara descubierta secuestren a uno de sus agentes en una camioneta y vayan solo dos agentes en su rescate, incluso sabiendo que están ante un enemigo cuyos seguidores se multiplican.
Independientemente de todo esto, creo que el actor James Purefoy está teniendo un verdadero problema en la interpretación de Joe Carroll.
Quizás esté haciendo todo lo que puede con la pobre construcción que ha recibido por parte de los guionistas y los absurdos diálogos que tiene que reproducir, pero me parece que esa imagen de asesino a sangre fría, mente compleja y sádica, postura siempre tranquila y enigmática y su hablar pausado y profundo, no resulta para nada creíble.

Este fue el principal problema en este episodio durante todas las escenas en la mansión con el culto. De todas maneras, en este episodio conocimos a Roderick ( Warren Kole) y fue una interesante incorporación.
Viejos amigos
Nos enteramos -no tan sorprendentemente- que este viejo amigo de Carroll está infiltrado como sheriff en la policía local, lo que le da a todo el grupo una gran ventaja. También sabemos que Carroll asumió un par de asesinatos cometidos por Roderick porque, siendo asesino serial, no te cuesta nada que te sumen dos más. Y por esto son tan cercanos y Roderick se siente en deuda con Joe.
Roderick tiene una relación con Louise ( Anikka Boras) otra de las seguidoras del culto. Sobre el final del episodio vemos lo retorcida y compleja que es su relación, en uno de esos injustificados hechos de violencia abusiva, en este caso por parte de Roderick.

Este aspecto es probablemente lo que menos me gusta de The Following, lo cual es mucho decir. Hemos visto en varias ocasiones cómo el maltrato y la violencia abusiva, generalmente contra las mujeres (también en un flashback vemos esto cuando Joe le da su primera “clase” a Roderick), se da de manera gratuita e innecesaria.
Uno de los puntos altos del episodio fue con el del nuevo seguidor de Carroll que conocimos en el episodio anterior y que fue atrapado por Ryan, que ahora prisionero, nos dio una buena muestra de demencia y aportó momentos de genuina tensión en la escena con los agentes del FBI en la prisión. Lamentablemente ya está muerto.
Otra secuencia interesante fue la de la pelea entre Mike ( Shawn Ashmore) y Charlie ( Tom Lipick) en el depósito abandonado, aunque realmente no entendí por qué después Charlie se ofrece en sacrificio ante Joe y éste lo termina asesinando. Supongo que hay cosas que se dan entre psicópatas y fanáticos de un culto que no tienen explicación lógica.
Puntaje: 6. Algunos momentos fueron bastante intensos y emocionantes, pero fueron pocos. Otros no pudieron evitar la ridiculez o lo simplemente aburrido.






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