Es duro afrontar los fracasos en la vida, sobre todo cuando tienes muchas esperanzas depositadas en algo que te acaba defraudando. El cuento se puede aplicar a esta temporada 8 de Dexter, que ha estado rallando a unos niveles de mediocridad que no habíamos visto nunca y, con este Monkey in a Box, se ha acabado de hundir del todo.
Humanización en Dexter (Crítica 8x11)

[ Alerta de Spoilers]
Un antagonista del montón
El capítulo no podía empezar de forma más torpe, con Saxon ( Dari Ingolfsson) fugándose de forma incomprensible sin ninguna oposición de Dexter ( Michael C. Hall). Hagamos una recapitulación de los hechos: Saxon degolló a Vogel ( Charlotte Rampling) delante de las narices de Dexter y acto seguido desaparece del mapa, mientras Dex se queda ante el cadáver de la doctora sin hacer nada para detenerlo.

Un recurso torpe para alargar la reciclada trama del gato y el ratón hasta el último episodio. El enfrentamiento resultando hartamente descafeinado, producto de la nula complejidad y carisma del villano y su tardía introducción en la temporada. Las escenas que han compartido hasta el momento han transmitido una inequívoca sensación de deja vu, repitiendo todos los clichés vistos anteriormente y sin albergar ninguna intención de ofrecer algo nuevo al espectador.
Durante la promoción de la temporada, los productores dejaron muy claro que variarían la estructura clásica de la serie para ofrecer una tanda final de episodios más originales, pero a la hora de la verdad la estructura no ha cambiado un ápice con respecto a anteriores temporadas y la trama de Saxon está resultando la más aburrida y predecible desde el Doomsday Killer de la sexta temporada.

El clímax de esta recta final es inexistente, pero la culpa no la tiene únicamente esta temporada, sino el curso que ha seguido la serie durante sus últimos cuatro años, que en vez de tejer un hilo argumental premeditado y con unas intenciones claras, se han dedicado a ir improvisando por el camino, estirando el chicle una temporada tras otra y perjudicando gravemente el discurso narrativo.
Si bien la deteriorada relación entre los hermano Morgan parecía que iba a ser el detonante final, el transcurso de esta temporada ha diluido toda tensión existente y ha echado a perder lo que podría haber sido un duelo de aúpa. En cambio, las amenazas actuales de Dexter no aportan demasiado interés, desde el lineal y predecible Saxon hasta el detective privado, que merece un análisis aparte para tratar de encontrar una explicación lógica a su aparatosa intervención en los instantes finales del episodio.
Desarrollo emocional
Podría enumerar muchos errores que se han cometido esta temporada, como las intrascendentes tramas de secundarios como Quinn ( Desmond Harrington) o Elroy. Pero lo que verdaderamente ha marcado la diferencia (para mal) ha sido la evolución emocional de Dexter, totalmente fuera de lugar. Su humanización repentina le ha llevado a perder por completo su pasajero oscuro y sus ansias irrefrenables de matar.

El resurgimiento de los sentimientos más humanos del protagonista es un dilema que viene arrastrándose desde los inicios, el problema estriba en que, tras los sucesos de la séptima temporada, todo apuntaba a que veríamos el lado más animal del asesino.
Al dejar descubierta su máscara ante Deb, su verdadero "yo" aparecía con más frecuencia y todas las falsedades que se había fraguado empezaban a desmontarse, mostrándose más descontrolado e inestable que nunca. Recordemos que Dexter abandonó el código de Harry al tomar la decisión de liquidar a Laguerta. Por tanto, el cambio de Dexter desde el season finale de la séptima temporada hasta este Monkey in a Box, es incoherente e inconsistente con lo que nos han ido mostrando.
Amor
El amor que siente por Hannah ( Yvonne Strahovski) no es razón suficiente para que pierda el pasajero oscuro, sino todo lo contrario. Ella también tiene la misma oscuridad en su interior y el atractivo que poseía esta relación centrada en la química entre dos psicópatas asesinos, que retroalimentaban su sed de sangre y formaban la pareja perfecta para llevar una vida criminal al margen de la ley.
Aunque, lamentablemente, el personaje de Hannah ha ido desdibujándose en los últimos episodios hasta límites insospechados. Es como si Rita se hubiese reencarnado en su figura, apenas queda la sombra de la explosiva, fría y calculadora asesina de la anterior temporada. En su lugar tenemos una madre y ama de casa que ha dejado el veneno por los cocidos.
Su único mérito es no haber sido pillada por la policía, ya que ni siquiera lleva peluca para camuflarse y se pasa las tardes tomando el sol en la playa. Claro que conociendo a los incompetentes del Departamento policial de Miami tampoco me extraña que haya conseguido eludirlos con semejante facilidad.

Huída
Finalmente, Dexter decide perdonarle la vida a Saxon para entregarlo a la policía, con la 'mala suerte' que durante el rato que lo deja solo aparece el detective privado, que aparentemente es el único ciudadano de todo Miami que desconoce la cara del asesino más buscado de la ciudad y decide liberarlo, recibiendo una puñalada a cambio.
Tras todo el esfuerzo por tenerlo en sus manos, es totalmente ilógico que a Dexter le surjan remordimientos por primera vez, justo cuando está a punto de matarlo y decida dejarlo con vida. Todavía más inverosímil es que el detective libere a Saxon, cuando su foto ha aparecido por televisión y está en búsqueda y captura por la policía.
La sucesión final de acontecimientos es esperpéntica, encadenando un sinsentido tras otro y dejando al espectador con la sensación de que nos toman por tontos. El capítulo finaliza con un cliffhangers deficiente y poco trabajado, pues todos sabemos que ese disparo no acabará con la vida de Deb ( Jenniffer Carpenter).

Tanto Michael C.Hall como Jenniffer Carpenter están teniendo poco material para lucirse con toda su esplendor y no existe un eje narrativo emocional que sonsaque nuestro interés. El daño ya está hecho y es irreparable, pero aún están a tiempo de labrar unos 50 minutos finales que estén a la altura de lo que en un su momento fue una serie tremendamente adictiva, original y brillante que, muy a nuestro pesar, ha acabado deviniendo en una mediocridad insalvable.
¿Ustedes qué esperan del final de Dexter? ¿Creen que les va a gustar la forma en que terminará la serie?






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