La temporada 4 de Game of Thrones está entre nosotros finalmente y, tal como nos tiene acostumbrados, abrió con un episodio que combina un ritmo calmo y pausado, inevitable ante la necesidad de establecer las nuevas situaciones y plantear los arcos argumentales que seguirá toda la temporada, con otros de mayor intensidad, de violencia apenas contenida, a punto de estallar, o de complejas y conflictivas relaciones -como todas en la serie-.
Game of Thrones: Dos espadas [Crítica 4x01]

La mano del guardia del Rey
Tal vez en el final de temporada anterior, por un momento nos inclinamos a pensar que las cosas empezarían a mejorar para Jaime Lannister ( Nikolaj Coster-Waldau), habiendo llegado finalmente, luego del infierno vivido y de un viaje que pareció eterno, a la seguridad de Desembarco del Rey y al reencuentro con su familia, principalmente con Cersei ( Lena Headey).
Pero en un mundo en el que casi toda victoria es pírrica y en el que toda seguridad o sentimiento de satisfacción pende de un hilo, Jaime no tuvo ni un respiro en Desembarco del Rey.
Si bien su padre le dio una amistosa bienvenida, forjando una espada de hierro valyrio especialmente para él, también lo obligó a abandonar la Guardia Real -el principal motivo de orgullo y prestigio para Jaime- y a que se refugiara en la tranquilidad y la seguridad de Roca Casterly, hogar de los Lannister.

Jaime, con su espíritu guerrero e inquieto se negó, a pesar de que las apuestas están todas en su contra y ahora es, tal como le echó en cara su sobrino Rey, un hombre de 40 años con una sola mano. Ni siquiera Cersei, su principal aliada, tuvo algo de compasión o entendimiento para él, hundida como está en sus propios problemas y en la carencia de poder que le ha deparado la presencia de su padre en el palacio real.
Brienne ( Gwendoline Christie) y Sansa Stark ( Sophie Turner) son ahora, tal vez, las únicas personas que podrían aportar a Jaime algún propósito o algo de utilidad en Desembarco del Rey.
Nuevos personajes
La incorporación de nuevos personajes fue muy significativa y planteó grandes conflictos que se irán desarrollando en próximos capítulos.
Por una parte, el príncipe Oberyn Martell ( Pedro Pascal) y Ellaria Sand ( Indira Varma) llegan a Desembarco del Rey con la excusa de asistir a la boda real, aunque el único interés de Oberyn allí es comprobar esa turbia historia que ha escuchado sobre su hermana, que involucra a Tywin Lannister ( Charles Dance) y, eventualmente, vengarse.
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El ansia de venganza y la proximidad de una boda son sin dudas una combinación muy peligrosa, si tenemos en cuenta los antecedentes. Más aún considerando la actitud desafiante y violenta de Oberyn, un personaje que impone una gran presencia y cuyo desarrollo en próximos episodios será fundamental, así como su extraña y lujuriosa relación con Ellaria Sand y qué papel juega ella en toda esta trama.

Otros de los nuevos personajes de esta temporada, y no menos intimidantes, son los Thenn, que se encuentran con los Salvajes cerca del muro, con una gran tensión entre ellos. Más allá de ciertas tendencias caníbales y de ser lo suficientemente amenazadores como para poner nervioso a Tormund, no es mucho lo que sabemos de ellos, pero será una interacción muy interesante de seguir.
Amigos inseparables
La alianza más improbable de toda la serie comienza a ser cada vez más fuerte a base de espadas, cuchillos y derramamientos de sangre.
La compañía de Sandor El Perro Clegane ( Rory McCann) le vino como anillo al dedo a Arya Stark ( Maisie Williams) para poder saciar su sed de venganza y de violencia, luego del asesinato de su familia y amigos.
Gracias a él, Arya es cada vez más una guerrera consumada, a pesar de las limitaciones de su edad y su físico.
De más está decir que la venganza ante el hombre que había asesinado a su amigo, pronunciando las mismas palabras y repitiendo el mismo procedimiento para matarlo, fue uno de los momentos más satisfactorios del episodio. Lo que no deja de ser algo incómodo, considerando el nivel de violencia que tuvo esta escena para ser una diminuta adolescente.
Otras observaciones:
- Hermosos y aterradores los dragones de Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) que, mientras tanto, sigue recibiendo la cortesía y la admiración de sus súbditos y se dirige hacia la última gran ciudad de esclavos.
- Jon Snow (Kit Harington) fue perdonado por la Guardia del Rey, al igual que lo fue antes por Ygritte (Rose Leslie), a quien Tormund le dice que vio “acertarle al ojo de un conejo a 200 metros” y que, si Jon Snow sobrevivió, es porque ella así lo quiso.
- El episodio tuvo varios respiros humorísticos en medio de la tensión y la violencia, incluso involucrando algunos de los hechos más dramáticos de antes. Por ejemplo, el enfrentamiento tácito entre Daario Naharis (Michiel Huisman) y Gusano Gris (Jacob Anderson) por recibir el beneplácito de la Khaleesi o la prótesis de la mano derecha de Jaime. Además del siempre ocurrente y sarcástico Bronn (Jerome Flynn).
Puntaje: 8/10.






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