Fetichismo en The Following [Crítica 1x11]

No es extraño que en este episodio de The Following se haya establecido una trama vinculada al fetichismo y al sadomasoquismo, prácticas que no están alejadas de lo que la serie pretende. El fetichismo es la excitación o el interés por un único objeto que alcanza el grado de sagrado y al que se le rinde devoción.

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En The Following, el fetiche es la violencia. Y en la forma en la que los guionistas entregan esa violencia se aprecia una especie de masoquismo, por parte de ellos mismos y por parte de la audiencia de la que somos parte, que seguimos un entretenimiento vacío a cambio de unos pocos momentos de impacto visual y emocional.

Tensiones en la mansión

Ahora tenemos a Claire ( Natalie Zea) llegando a la mansión donde se encuentra Joe ( James Purefoy), todos sus seguidores y, principalmente, su hijo Joey ( Kyle Catlett). Para sorpresa de Claire, y la de nadie más, llegar a la mansión donde está su hijo y un montón de asesinos y desequilibrados mentales no será nada grato y, antes de poder ver a su hijo, debe aceptar una cena “romántica” con Joe, o sino será físicamente castigada. Aunque puede estar tranquila de que no será lastimada en el rostro.

Imagen Fox Flash

La cena de Joe y Claire no fue más que una excusa para que Joe ahondara en su condición y explicara su “necesidad de matar”, nuevamente con la fallida intención de que creamos en un personaje por lo que dice y no por lo que hace.

Roderick ( Warren Kole) está cada vez más ansioso y sus discusiones con Joe han sacado a la luz su violencia sin sentido. Es de suponer que este conflicto de liderazgos entre Joe y Roderick será el causante de la caída del culto.

Clichés y persecuciones

Mientras tanto, Ryan Hardy ( Kevin Bacon) está completamente perdido, sumido en el alcoholismo (“No haré énfasis en tu alcoholismo en nuestro libro, es un cliché gastado” le dice Joe a Ryan, lo que nos muestra que los guionistas son conscientes de su propio cliché) y desinteresado en el caso, aparentemente.

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De todas maneras, la agente Parker ( Annie Parisse) lo convence de que se recomponga y los ayude en la investigación.

Imagen Fox Flash

Es así que, mediante el que probablemente sea el primer acierto del FBI, dan con un bar nocturno en el que se aloja el servidor de Internet utilizado por el culto. Como siempre sucede en The Following cada vez que se establezca una persecución, convenientemente el lugar será un edificio tenebroso, oscuro y abandonado, una fiesta de disfraces o, en este caso, un bar nocturno con instalaciones en las que se practica el sadomasoquismo y emergen hombres encadenados de la oscuridad.

Aún así, Hardy y Parker logran dar con la mujer encargada del lugar, quien informa que el vínculo entre el club y el culto es Vince ( Christopher Denham), y que está dispuesta a colaborar con ellos y entregarlo.

Luego de tantos episodios de The Following uno ya no debería sorprenderse de las decisiones tomadas por los personajes o de las situaciones en las que se ven involucrados.

Pero toda la situación de la encargada del club, su aceptación despreocupada sobre el hecho de que su cliente esté vinculado a un culto de asesinos, su decisión de colaborar con el FBI, la discusión sobre las "palabras clave" y que el FBI decida no rescatarla cuando las cosas se empezaron a poner feas, resulta verdaderamente absurda.

Nadie en su sano juicio actuaría como lo hicieron los personajes aquí, nadie tomaría esas decisiones y nadie mantendría los diálogos que escuchamos aquí.

Imagen Fox Flash

La persecución los lleva a otro lugar abandonado y tenebroso: un depósito de armas y municiones que, además, posee oscuras celdas con prisioneros. Todo personaje que aparezca y por un momento de la impresión de estar en peligro o siquiera de ser inocente, será un integrante del culto. Casi no existe otro recurso en el show para generar potencial peligro que la aparición sorpresiva de nuevos seguidores de Joe o la revelación de que alguien lo era. 

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Quizás las películas nos han malacostumbrado a ver a los equipos SWAT como grupos con una gran eficacia y capacidad, pero aquí, el equipo SWAT que “rodeaba el perímetro”, no sólo no pudo atrapar a un hombre que salió de allí simplemente caminando, sino que además tuvo la buena idea de enviar a un solo agente con una linterna a explorar un lugar recóndito, laberíntico y oscuro.

Tampoco los equipos de comunicación funcionan demasiado bien, ya que el agente del SWAT no pudo oír la advertencia de no abrir la celda. Por suerte Ryan Hardy siempre llega en el momento justo después del que debería haber llegado, al menos para matar a los integrantes del culto.

(El asesino serial de la serie es Joe Carroll, eso está claro, pero ¿alguien lleva la cuenta de cuántas personas mató Ryan Hardy ya? Seguro que en los números está muy por encima de Joe).

Puntaje: 4/10. Cuando uno cree que The Following ya no puede resultar más errática, los guionistas se las arreglan para ir un paso más allá, y este episodio es muestra de ello.

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