El oso y la doncella en Game of Thrones [Crítica 3x07]

A lo largo de toda la temporada 3 de Game of Thrones hemos ido siguiendo la acción ubicada en los diferentes puntos geográficos y centrada en los distintos personajes principales que se encuentran en ellos, de manera que se han ido conformando numerosas historias paralelas, con mayor o menor conexión entre ellas.

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Este último episodio, llamado The Bear and The Maiden Fair ("El Oso y La Doncella"), es el primero de la temporada que aborda todas las historias y nos brinda un acercamiento a cada uno de los personajes involucrados, mientras que en todos los episodios anteriores -presumiblemente por cuestión de tiempo- se debió dejar algunas de las historias de lado, alternándose entre los distintos episodios.

Hubo episodios en que no supimos nada de Daenerys ( Emilia Clarke), otros en que nos se abordó la situación de Theon Greyjoy ( Alfie Allen), algunos en que nos olvidábamos de Bran Stark ( Isaac Hempstead-Wright), etcétera.

Dicho y hecho

No es casualidad que este episodio haya sido escrito por el propio George R. R. Martin (en cada temporada se ha encargado de escribir uno de los episodios), creador de las historias y los personajes y, por lo tanto, alguien que conoce a la perfección a todos ellos y es capaz de brindar un aproximamiento significativo, en menos tiempo del que le llevaría a otros guionistas.

En episodios anteriores algunas de las historias daban la impresión de aparecer simplemente como un recordatorio de que algunos personajes se dirigían hacia algún lado, pero no parecía suceder demasiado con ellos ( la aparición de Bran Stark en el episodio anterior, por ejemplo).

Sin embargo, en este episodio, incluso con una breve aparición de cada uno de ellos, Martin ha logrado brindar importantes avances en cada una de las historias, y sembrar varias tensiones a punto de estallar en los próximos episodios, rumbo al final de temporada.

Imagen HBO LA Press

Es realmente asombroso el manejo de los diálogos de George R. R. Martin. En Game of Thrones, quizás como en ninguna otra serie dramática, los diálogos son tan esenciales como muchos de los acontecimientos y las circunstancias a las que se ven sometidos los protagonistas. Los diálogos pueden modificar la psicología o las acciones de los personajes e incidir en la trama en la misma medida, y en este episodio, eso queda en evidencia.

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Basta pensar en el diálogo de este episodio entre Margaery Tyrell ( Natalie Dormer) y Sansa Stark ( Sophie Turner), en el que discuten el casamiento de esta última con Tyrion Lannister ( Peter Dinklage); también la maravillosa escena entre el Rey Joffrey ( Jack Gleeson) y Tywin Lannister ( Charles Dance), en la que la autoridad del Rey no es más que nominal y el verdadero poder y el control de la situación recae sobre la Mano del Rey.

El diálogo entre Jon ( Kit Harington) e Ygritte ( Rose Leslie) parece certificar el compromiso de ambos, más que con sus respectivos bandos, con su relación y el amor que sienten por el otro; Melisandre ( Carice Van Houten) convence a Gendry ( Joe Dempsie), quien pensaba que no era más que “el hijo de una tabernera”, del poder que corre por su sangre; Osha ( Natalie Tena), de quien no habíamos visto mucho en esta temporada, cuenta una conmovedora historia que seguramente cambiará la opinión de sus acompañantes sobre ella; por otra parte, Talisa ( Oona Chaplin) le revela a Robb Stark ( Richard Madden) que está embarazada.

Imagen HBO LA Press

Amistad y confianza

Evidentemente, además de todos estos relevantes diálogos y situaciones en las que las palabras funcionaron como el motor de la trama, también tuvimos varias acciones que marcaron un punto de inflexión importante.

En primer lugar, la subtrama que involucra a Jaime Lannister ( Nikolaj Coster-Waldau) y a Brienne de Tarth ( Gwendoline Christie), cuyo desenlace le debe en parte el nombre al episodio.

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Luego de ver cómo, mediante una perversa vuelta del destino, la mentira que Jaime había utilizado para salvar a Brienne del despiadado Locke ( Noah Taylor) -es decir, que el padre de ella era rico- ahora se vuelve la causa por la que van a abusar de ella (considerando que su padre no les había pagado lo suficiente para garantizar su seguridad), Jaime decide volver a Harrenhal y rescatarla.

Allí nos enteramos de que Locke puede llegar a niveles de crueldad asombrosos (al igual que el torturador de Theon Greyjoy) y ha puesto a Brienne en una gran jaula de madera, a defenderse de un enorme oso con una espada también de madera. Jaime se juega su vida para salvarla y finalmente lo logra.

Imagen HBO LA Press

Definitivamente, Jaime ha dejado de ser el personaje que conocíamos para convertirse en uno de los más agradables y empáticos de la serie. Si bien es el mismo que empujó a Bran Stark desde las alturas, se puede suponer que es un personaje que nunca se había visto en una situación de desventaja: siempre fue poderoso, de familia adinerada e influyente y excelente guerrero.

Esas características lo hicieron algo despreciable y egoísta, pero un asomo de bondad ya se podía notar (aunque sólo lo supimos recientemente) en su asesinato del Rey Loco, que iba a aniquilar la población entera de Desembarco del Rey, hecho que afectó su reputación para siempre. Ahora, probablemente ya más consciente de lo que es ser sometido a la humillación, al desprecio y al poder salvaje de otros, suena más lógico que arriesgue su vida para salvar a Brienne.

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Daenerys sigue en su cruzada de liberar esclavos mientras se dirige a Poniente, aunque eso la lleve a enfrentarse con poderosos ejércitos y perder parte del suyo, incluso desoyendo el consejo de sus hombres de confianza y sin saber exactamente a qué se enfrentará. Probablemente, el episodio próximo nos depare otro de los grandes momentos de Daenerys, que siempre marca una de las presencias más impresionantes de la pantalla con su leal ejército y sus dragones.

Por último, también Arya ( Maisie Williams) estará en una situación complicada en el próximo episodio, luego de ser atrapada por Sandor "El Perro" Clegane ( Rory McCann). La relación entre ellos dos seguramente sea algo muy interesante, más allá del hecho de que Arya lo odia por haber matado a su amigo.

Imagen HBO LA Press

Es probable que Sandor no sea el hombre que Arya cree que es (cabe recordar cuando intentó ayudar a Sansa, sobre el final de la temporada anterior) y, por otra parte, Arya, que ha sido traicionada por aquellos de quienes esperaba algo, está bastante desconfiada y descreída (en este episodio menciona que su Dios es "la muerte"), lo que en cierto modo la asemeja a Sandor.

Puntaje: 8. Un gran episodio que marcó los últimos ajustes en las tramas políticas y los movimientos estratégicos para entrar con toda la acción a los últimos tres capítulos de la temporada.