El inicio del fin en Dexter (Crítica 8x01)

Siete meses después volvemos a tener en nuestras pantallas al asesino más popular y querido de la televisión para entrar de lleno en la recta final de la serie. La octava y última temporada de Dexter viene precedida de enormes expectativas y disparidad de opiniones y debates sobre el devenir del asesino en serie - que si acabará en la silla eléctrica, huirá, se suicidará…-. Aunque su final es toda una incógnita, ya podemos anunciar a bombo y platillo que nuestro querido Dexter ( Michael C.Hall) está más perdido y fuera de control que nunca.

Última temporada de Dexter

‘Las reglas son lo que definen quiénes somos, así que cuando las rompemos hay el riesgo de perdernos y convertirnos en alguien desconocido ¿Quién es Deb ( Jennifer Carpenter) ahora? ¿Quién soy yo?’ Esta fue la última reflexión que nos dejó Dexter antes de que se cerrara el telón de la séptima temporada y, por lo visto en este capítulo, no iba nada mal encaminado…

El inicio sucede varios meses después de la trágica muerte de Laguerta ( Lauren Vélez) a manos de Deb y parece que Dexter ha retomado su vida con total normalidad. Sacarse a Laguerta de encima era algo necesario para sobrevivir y continuar manteniendo su máscara. Por los primeros minutos nadie diría que estamos en la temporada final de la serie, pero por suerte no tardamos en darnos cuenta que algo no cuadra al ver que Dexter desconoce por completo el paradero de su hermana.

Este lapsus de tiempo con respecto al final de la anterior temporada ha restado la tensión y el ritmo trepidante que hubiese supuesto una investigación policial con todas las de la ley para averiguar al asesino de Laguerta. Es algo inverosímil que nadie sospeche de los hermanos Morgan, aunque lamentablemente en los últimos tiempos de la serie nos tienen demasiado acostumbrados a estas incoherencias.

Hermanos separados

Dexter es un experto en estas lides y es ‘’normal’’ que, en principio, no se muestre afectado por la muerte de la policía. Pero Deb es un caso aparte; durante toda su vida ha sido una persona dedicada en cuerpo y alma al departamento policial de Miami-convirtiéndose en una de las mejores-y tiene un sentido de la justicia y el honor muy agudizado.

Todo ello echado al traste por la persona que más ha querido y más cosas ha sacrificado en la vida: su adorado hermano. El impacto que ha tenido Dexter en la vida de Deb ha sido tan destructivo que, a estas alturas de la serie, parece imposible que logren reconciliarse. Las escenas entre Michael C. Hall y Jennifer Carpenter han rebosado tensión por todos sus poros, la repugnancia y desapego con la que Deb mira a Dexter no nos anuncia nada bueno para los hermanos en esta temporada.

Caras nuevas

Mientras, la vida sigue en el Departamento de Policía de Miami y los guionistas, para no faltar con la tradición, mantienen esas tramas absurdas y evitables de los secundarios. La relación de Quin ( Desmond Harrington) con la canguro de Dexter roba unos minutos demasiado valiosos para lo que realmente nos importa.

Un nuevo asesino en serie anda suelto por la ciudad y el Departamento de Policía incorpora a la doctora Vogel ( Charlotte Rampling), especializada en neuropsiquiatría y experta en el pensamiento de los psicópatas. Desde un principio mantiene una fijación especial en Dexter y parece conocer sus secretos más oscuros. Al final del capítulo nos revela que es conocedora del código de Harry y todo indica que tuvo una función clave en su elaboración.

Perdido

Premisa muy interesante que nos permitirá indagar los orígenes de Dexter y escarbar más en su compleja y difusa psicología. Durante el capítulo, Dexter ha dado indicios de estar fuera de sí, gritando a su hijo y casi matando al conductor de un coche que le había cortado el paso.

Cuando intenta arreglar las cosas con Deb no hace más que empeorar la situación al matar a su nuevo amante, que era un traficante de drogas acechado por la justicia. Las barreras que hay entre los hermanos parecen inquebrantables, Dexter está perdiendo por momentos la poca humanidad que le quedaba y el monstruo que habita dentro de su piel está saliendo a la luz con demasiada frecuencia.

Definitivamente los guionistas quieren ponernos contra la pared y hacernos ver que Dexter es el malo de la película. Durante años lo hemos defendido apoyándonos en su código moral y sus aires de justiciero, pero una vez rotas sus propias normas no es más que un criminal que trata de no ser capturado y nuestros argumentos caen por su propio peso.

Comienzo muy prometedor que introduce a los nuevos personajes y sienta las bases de esta temporada. Es complicado repetir los niveles de espectacularidad que alcanzaron las cuatro primeras temporadas, aunque, todo sea dicho, los guionistas se han puesto las pilas desde las catastrófica sexta temporada y tienen todas las piezas colocadas de manera inmejorable para elaborar un final de ensueño.